El Servicio Meteorológico Nacional (en quien termino confiando más que en cualquier otro) me indica máximas de 27 grados en Rosario.
-Hay pileta. Traete traje de baño.
-Si, si, ya voy.
Lo dejo a Pedro que sueñe tranquilo (más bien sería una pesadilla ahora que lo pienso). Como mucho se cumplirá eso de tirarme en el pasto con el solcito pegándome en la cara, pero de ahí a ponerme una bikini en este estado de blancura absoluta...
Siempre me cuestan las transiciones de una estación a otra, de la bota a la sandalia, del sweater polera a la camisita con volados. De todas formas, ya tengo el bolso armado acá conmigo, nada de bikini.
Salimos a la tardecita después de una reunión que tenemos en Martínez. Me llevo "El tiempo entre costuras" y uno de Marguerite Duras que nunca pude encarar el año pasado. La cosa con los libros es así, no insisto. Con todo lo que hay que leer ya no me castigo por abandonar, lo dejo para más adelante y listo. Hay un tiempo para cada cosa y con los libros rige la misma regla. El timing es todo.