A punto de firmarse el nuevo contrato entre el concesionario de los aeropuertos y el Estado para la administración de la mayoría de las estaciones aéreas del país, la tensión entre éste y las compañías aéreas está en su punto crítico. De un lado, el presidente de la Asociación Internacional de Tráfico Aéreo, Giovanni Bisignani, abroquela las quejas de todas las líneas aéreas. Por otro, Aeropuertos Argentina 2000 busca cerrar los acuerdos sobre cómo operarán las compañías con cada aerolínea en particular, tratando de desligarse de la pelea que en el nivel mundial tienen la IATA y la asociación de los aeropuertos, el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI).
Mientras tanto, ajenos a la discusión, pasan por los aeropuertos millones de pasajeros que, según las compañías aéreas, no salen indemnes de los daños que esta pelea produce. Los aeropuertos creen, en cambio, que el tema central está sólo en las aerolíneas procurando mayor rentabilidad, de la misma manera que van actualizando las tarifas de sus pasajes.
"Lo que sostenemos es que se está abortando la posibilidad de crecimiento -defiende Antonio Falcone, gerente general de Iberia y vocal de Jurca, la Cámara de Compañías Aéreas-, ya que las empresas pondríamos más vuelos si el costo del destino fuera mejor. Por ejemplo, en Iberia agregaremos un vuelo más, pero hay tráfico para sumar más frecuencias todavía y no lo hacemos por los costos de operar en los aeropuertos de la Argentina".
Falcone menciona el ejemplo que, aclara, no lo favorece porque perjudicó a su aerolínea, pero demuestra el punto: "Gerona, en España, se fomentó como destino a través de un crecimiento impresionante del tráfico gracias a la relación entre aerolíneas y aeropuerto". Aclara que no se refiere "a subsidios, sino a un cambio de actitud".
Otro asunto que podría solucionarse es el cobro de la tasa de los aeropuertos, que se hace en una ventanilla diferente.
"Si estuviéramos sentados en la misma mesa, podríamos evitar que el pasajero haga dos filas diferentes pagándolo al comprar el pasaje o en la misma aerolínea, como fue hasta que empezaron los desentendimientos", agrega Falcone.
También facilitaría la operación de las compañías, según el ejecutivo, la posibilidad de las aerolíneas de elegir a quién contratar el servicio de rampa, que hoy sólo puede prestarse a sí mismo o contratar a Intercargo.
"Tenemos el temor de que el nuevo contrato restrinja la decisión sobre los slots (turnos para aterrizar y despegar) a sólo el concesionario y el Organismo Regulador del Sistema Nacional de los Aeropuertos (Orsna), tal como figura hoy, dejando fuera del acuerdo a las aerolíneas, que son las que operan", añade.
Sin embargo, Falcone no cree que un cambio de las condiciones de las que se queja pudiese traducirse en una baja del precio de los pasajes internacionales. "Las tarifas no están altas y las empresas están haciendo un esfuerzo con la esperanza de que se nos va a reconocer que el único sector que no se pesificó fue el de los costos aeroportuarios."
En el recientemente presentado Business Travel Monitor que realiza American Express sobre el análisis de la evolución de los precios de la clase económica, los destinos en América latina tuvieron en el tercer trimestre del año un aumento del 10 por ciento; las tarifas domésticas, un seis por ciento; los viajes a Europa, un nueve por ciento; mientras que los vuelos a Estados Unidos no tuvieron cambios.
Por Encarnación Ezcurra
Para LA NACION
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