Adiós a los huracanes. A partir del 1° del actual, el infierno tan temido de todos los años deja de ser una amenaza hasta la próxima temporada.
La inquietud volverá a partir del 1° de junio de 2007, con su propio calendario de nombres para estos visitantes que nadie quiere. Parientes mayores del temporal de granizo en Rosario hace un par de semanas.
William Gray, profesor de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Colorado (Estados Unidos), considerado el gurú de los huracanes por lo acertado de sus vaticinios, está preparando su predicción. La hará pública durante el mes, anticipando las mayores tormentas tropicales que se gestan en la cuenca del océano Atlántico.
En 2006 acertó porque fueron notablemente inferiores en número y gravedad que las de 2005 (Katrina & Cía.). La tranquilidad se reinstala y la pesadilla se desvanece. En Nueva Orleáns vuelven las convenciones con 30.000 asistentes y esperan celebrar su Mardi Gras con todo. Lo mismo que en Cancún, donde los hoteles de lujo en la Riviera Maya ya repararon sus destrozos.
Es el momento en que todo el Caribe se prepara para la alta temporada, la que coincide con el invierno del hemisferio norte, cuando prepara su paraíso cálido para los que escapan del frío.
Nuevo aeropuerto
Algunos toman la delantera como St. Maarten, la holandesa que comparte la isla con la francesa St. Martin. Un ejemplo de convivencia en paz desde 1648 y sin fronteras. Aunque respetando sus diferencias culturales.
En Marigot y su entorno predomina el estilo parisiense, tiendas exclusivas, con playas tranquilas (topless y algún desnudo) y los mejores restaurantes de la región.
En Phillipsburg, que también tiene buenas playas y restaurantes con el agregado de los casinos, se le agrega el dinamismo comercial con su Duty Free, considerado uno de los mejores por surtido, confiabilidad y buenos precios. Al mismo tiempo realiza grandes obras para facilitar la llegada de turistas.
El mes último, con la presencia de la reina Beatriz de Holanda se inauguró la ampliación del aeropuerto Princesa Juliana, luego de 27 meses de obras y una inversión de 90 millones de dólares.
Ahora tendrá capacidad para recibir dos millones y medio de personas anuales, dato más que significativo si recordamos que toda la isla es más chica que la ciudad de Buenos Aires, y su población total de 60.000 habitantes es cinco veces menor que Palermo.
En su pista pueden aterrizar los aviones más grandes, como el Boeing 747, el Jumbo y el nuevo Airbus 340 de las mayores compañías como American Airlines, Continental, Delta, US Airways, United Airlines, Air Canada y Air France.
También por agua
No sólo es el punto de llegada de visitantes a la isla, sino de enlace con las vecinas a través de aviones más pequeños, barcos, ferries, aliscafos, lanchas, etcétera, que están tan cerca que en un día claro se pueden ver en el horizonte: las inglesas Anguilla, St. Kiss y Nevis; las holandesas de Saba y St. Estaquio, o la francesa de St. Barth.
A esto se suma la cantidad de cruceros que desembarca en el nuevo muelle donde amarran dos megacruceros para los turistas de paso que van de isla en isla. Para algunas horas, una semana larga o más, la doble St. Maarten-St. Martin es una buena apuesta.
Lenguaje adecuado porque además del sol constante y las arenas blancas podemos darnos un chapuzón en el vértigo de la ruleta así como en sus aguas mansas y transparentes. Se autoproclaman un territorio amistoso y, sin huracanes en el horizonte, es una invitación seductora como todo el Caribe.
Por Horacio de Dios horaciodedios@fibertel.com.ar