Aldeanos globales y turistas de a pie
2 de mayo de 2010
La gente compra experiencias, no pasajes de avión, ni cuartos de hotel, ni entradas a museos, ni remeras que dicen Mi tío estuvo en Las Vegas y lo único que me trajo fue esto. ¡Experiencias! Así de intangible.
Al menos eso sostiene cierto axioma (o lugar común) que circula en los últimos tiempos por los foros de discusión del tema turístico. Experiencias o porciones de vida, según la aún más ambiciosa definición de Christian Delom, responsable de Estrategia, Estadística y Tecnología de la Información en Atout France, agencia oficial francesa de desarrollo y promoción turística. "Por eso, el turista no es sólo un consumidor y el destino turístico es mucho más que un territorio determinado", según Delom, que así lo explicaba días atrás en cierto hotel de Niza, Francia, en un subsuelo criminalmente sin vista al Mediterráneo (quizá para que el auditorio no perdiera la concentración).
La presentación del experto daba cuenta de cómo se mira hoy el mercado desde los destinos turísticos top del mundo (Francia, en este ejemplo) y a qué tipo de viajero están yendo a buscar con más urgencia en estos tiempos de crisis global..., para venderle sus paquetes de experiencias.
¿Crisis? Bueno, en la misma reunión, Fréderic Babu, director regional de Air France en la Costa Azul, lo pintaba así, sin una pizca de falso optimismo: "El año último tuvimos las pérdidas más grandes de nuestra historia".
Delom también era muy claro. En lugar de turistas prefería hablar de "aldeanos globales. Gente que vive al ritmo del planeta, no sólo al ritmo de su propio país. Si observamos a uno de ellos en Londres y a otro en El Cairo, veremos que se parecen mucho: usan el mismo traje, la misma computadora, el mismo hotel... Para el aldeano global el mundo es plano. Ir a Shanghai le resulta igual de simple que ir a París. Es un grupo minoritario, pero creciente, al que la crisis no lo afectó, y desde ya es muy atractivo para cualquier destino turístico, aunque poco fiel y tendiente a no pasar sus vacaciones en el mismo sitio durante diez años; hace un constante zapping de lugares".
Lo que sí cambió con la crisis fue la actitud del resto de los mortales, viajeros incluidos. A partir de las últimas sacudidas financieras, los profesionales de Atout France observaron en el turista medio estos síntomas:
1. Se esfuerza más que antes por encontrar buenas ofertas.
2. Necesita ahorrar más para viajar.
3. Gasta menos durante el viaje.
4. Viaja más dentro de su propio país.
Babu, de Air France, confirmaba lo dicho: "Los clientes buscan precio. Viajan por la línea de bajo costo Easy Jet y no les da vergüenza. Nosotros no somos una low cost ni lo vamos a ser, pero tenemos algunos trucos en la manga -detallaba-, como la nueva clase intermedia, para los tradicionales pasajeros de clase ejecutiva que debían reducir su presupuesto en viajes corporativos y para los pasajeros de clase turista dispuestos a pagar un poco más".
¿Suena familiar? En el Primer Mundo del turismo se piensa en los aldeanos globales, pero también en un nuevo paradigma gasolero que recuerda (aunque con más dólares o euros) al de nuestro mundo. Y no pierden el tiempo a la hora de repensar cómo venderle sus experiencias.