Para los amantes de Brasil, este país lo tiene todo: hermosas playas, gente cálida, buena atención y variedad de paisajes. Entre ellos, en este último viaje tuve la oportunidad de conocer las ciudades de Canela y Gramado, ambas a 120 km de Porto Alegre y 1500 de Buenos Aires.
El destino final sería Florianópolis, pero un amigo me había hecho muy buenos comentarios sobre estas ciudades. Canela y Gramado son poseedoras de riquezas naturales exuberantes, que con el tiempo se han sabido convertir en el polo turístico más importante de Río Grande do Sul y uno de los destinos más buscados por el turismo interno brasileño.
Conocidas como la Suiza del Brasil, Canela y Gramado convocan a turistas durante todo el año atraídos por sus bellezas naturales, entre las que predominan sierras, valles, arroyos cristalinos y bosques de pinos, su clima templado y su legado europeo, sobre todo alemán e italiano.
Otro símbolo que llama la atención apenas uno llega y después en todo el recorrido son las hortensias, flor símbolo de Gramado y presente por doquier, no sólo en jardines privados, sino también en parques públicos, calles y rutas. Al cruzar el enorme pórtico estilo normando uno se siente parte de esta ciudad-aldea de ensueños donde las curvas de sus rutas floreadas recuerdan a los pueblos nórdicos europeos.
La limpieza y el orden en el centro llaman la atención, en calles al estilo pueblo de cuento de hadas, siempre arregladas, con canteros llenos de flores de colores que separan las sendas vehiculares. Todo está estrictamente señalizado y con locales que dan que hablar. Este lugar también se hizo conocido por sus artesanías en chocolates, razón por la que hoy cientos de compradores la visitan con esa excusa.
Gramado y Canela están separadas por una ruta que las comunica en apenas 7 km y que hace de ambas una sola, ya que difícilmente alguien haya visitado sólo una de ellas.
Canela se caracteriza por lograr, entre sus muchos puntos turísticos, que se destaquen el Parque Estatal do Caracol, con la famosa cascada del mismo nombre (cascada del Caracol, de 131 metros de caída), y el Parque da Ferradura.
La ciudad alberga una de las más importantes catedrales de la región, cuya patrona es Nuestra Señora de Lourdes. Localmente se la conoce como la iglesia de Piedra, pues fue realizada en basalto en estilo gótico inglés. Quienes la visiten podrán observarla con iluminación externa multicolor.
El centro es breve, pero intenso, con calles repletas de comercios, veredas coloridas por la vegetación y buen mantenimiento que la hacen genial como opción en el momento de recorrer. Además la ruta que cruza la ciudad es la misma por la que después volveremos para retomar el destino primero.
A nivel costos ambas ciudades son igual de accesibles que Florianópolis (por ejemplo), ya sea para el alojamiento como para comer o tomar algo.
Luciano Kloboucek