Break de oficina. 9 lugares para almorzar sobre la calle Esmeralda

Tanto si andás por la zona de plaza San Martín por la mañana, como si necesitás hacer un parate para almorzar, este local de Dandy es más que ideal: una esquina vidriada, en un ambiente descontracturado y con una propuesta que no defrauda. Con el claim "cocina honesta: simple, sana y sabrosa", este resto elabora platos según la estación, y su propuesta contiene ingredientes frescos y de calidad.

Dentro de la propuesta gastronómica de la torre Bellini, Tanta brilla con luz propia. De la mano del chef Gastón Acurio, este local con vistas a su verde patio interno, ofrece comida tradicional peruana, de esas que hacen en sus casas. Claro que el toque final es increíble, y lo bueno es que el formato se adapta a los apurados tiempos del microcentro.

Si en cambio lo que buscas es café de calidad, Santal es el lugar ideal. No solamente ofrece café hecho de granos tostados especialmente por ellos, sino que además estos varían cada seis meses, para poder brindar siempre una nueva opción. Por otra parte, su pastelería y jugos no se quedan atrás.

Otra opción en la torre Bellini, que se llena cada mediodía de jóvenes oficinistas y entrepreneurs. Un local descontracturado, con una estética industrial y plagada de plantas, que le dan un toque verde al cemento alisado y la madera de las mesas.

Pizzas hechas en un horno especialmente traído de Nápoles -que sirve para que su masa sea flexible y sus bordes inflados-, pastas y rissotos; forman parte de la propuesta bien tana de este local que abrió hace ya casi un año. Nos encanta su patio al aire libre, ideal para tomarse un descanso de la city porteña.

Esta librería anticuaria es un hallazgo en pleno microcentro. Fundada a fines de 2002 por Diran Sirinian, tiene una propuesta diversificada: historia argentina, literatura latinoamericana, viajes, y otros temas, con el agregado de una amplia oferta de libros de fotografía; todos dignos de colección. En su local, con una fachada encantada, podés encontrar desde fotos de Buenos Aires de 1864, pasando por otras que datan de mediados de siglo XX, hasta algunas bien actuales. La propuesta se completa con mapas y manuscritos histórico literarios.

Un café de los que no suelen encontrarse: con una estética muy cuidada, tiene todo para descansar la mente y la vista, y alegrar el paladar. Con un color Francia como insignia, Café Gaspar ofrece cafetería gourmet en un ambiente único, con rincones bien escenográficos como una escultura de un caballo de calesita colgando del techo. Sus paredes están vestidas de la colección personal de revistas de uno de sus socios, quien eligió como denominador común para esta suerte de muestra permanente, retratos de rostros.

Otro de los locales que llama la atención cuando uno camina por la calle Esmeralda. En la misma cuadra que el Teatro Maipo, este restó con estética minimalista, sillitas y mesas de hierro negro en la entrada, y azulejos blancos adentro tiene todo lo que se necesita para pasar un rato agradable mientras se toma un café o almuerza uno de sus variados platos.

Lo mejor de esta cafetería de especialidad –una de las más consagradas en el explosivo rubro- es que primero, entra por los ojos. La estética del local de Esmeralda esta súper lograda, tanto que si uno se abstrae, hasta puede imaginarse que esta dentro de una cafetería situada en Williamsburg. Los carteles colgantes, las estanterías que exhiben las cafeteras, los murales y hasta el techo con toques fabriles y la barra; se nota que todo fue pensado con la misma puntillosidad con la que seleccionan, traen, tuestan y sirven uno de los mejores cafés de la ciudad.