"Zapatillas, libro y cuaderno", las tres cosas que nunca faltan en su equipaje - Créditos: Fernando Dvoskin
—¿Viajaste alguna vez sola?
—Viajo mucho sola. Me gusta manejar, el auto es como una casita rodante para mí. Cuando necesito descansar, retirarme un poco, por ahí reservo el hotel y con eso me basta. Cuando uno viaja solo también está mucho en silencio, comiendo solo, descansando o leyendo. Disfruto mucho eso.
—¿Cómo te manejás con el dinero en los viajes?
—He tenido épocas, de más chica, en las que iba absolutamente de shopping y hasta que no cerraban las tiendas no paraba y seguía al otro día. Ya no me pasa eso. Soy más austera y en lugar de salir a comprar cosas deliberadamente me gusta viajar y, en todo caso, encontrarme lo que es para mí. Hoy disfruto del dinero sentándome en algún lugar a tomar un buen vino o pagar un buen hotel.
—¿Recordás algún viaje que te haya puesto de muy mal humor?
—Creo que en un sentido los viajes son muy homeopáticos, es decir que uno va preparado para algo y las situaciones que vive hacen que tenga que adaptarse. Vas con una idea y por ahí te pone de muy mal humor que no salga. Pero sale lo que tiene que salir, de pronto ese viraje que no esperabas, eso es el aprendizaje. Me gusta planificar todo lo que puedo, pero después los viajes siempre me sorprenden, improviso con lo que sucede en el momento, los cambios de planes que me llevan por otros caminos.
—¿Un pueblito argentino al que te gustaría volver?
—Me encanta Córdoba, desde Traslasierra hasta San Marcos Sierra, Calamuchita, Villa General Belgrano o La Cumbrecita. Mi lugar preferido son las Altas Cumbres y la Pampa de Achala. Me gusta mucho hacer ese cruce desde Villa Carlos Paz hasta Mina Clavero y la Pampa de Achala, me emociona mucho ese paisaje, tiene una fuerza especial. También me gusta el NOA.
—¿Tres cosas que no pueden faltar en tu valija?
—Unas buenas zapatillas para caminar, un libro y un cuaderno.
—¿Si pudieras tomarte un año sabático para viajar, cómo imaginás el itinerario?
—Recorrería América Latina. La caminaría. También visitaría Islandia, Japón, en toda su extensión, y reservas naturales en África.
—¿El paisaje más exótico que hayas conocido?
—Japón me voló la cabeza. Estuve de paseo hace dos años y me fascinó la forma de vivir, el silencio, el respeto, la espiritualidad, el cuidado por la belleza, sus parques, la gastronomía, tantas cosas para aprender.
—¿Cómo te definís como viajera?
—Viajar es como despertar, salir a la aventura. No importa si el viaje está más o menos organizado, siempre lo vivo desde un lugar nuevo. Siento que, de acuerdo al lugar que vaya, soy un poquito otra persona.
—¿Un día de vacaciones perfecto?
—Me levantaría en las sierras o en el monte cordobés, desayunaría productos del lugar, como panes y dulces caseros, miel, huevos, quesos de cabra. Después me pasaría el día caminando por la sierra, en contacto con el río y, a la noche, encendería un fuego, me tomaría un vino con una guitarreada y si hay baile, mucho mejor.
Para más datos: el próximo sábado a las 21.30, Carolina Peleritti cantará junto al guitarrista Juan Pablo Ferreyra en Velvet Club (Salta 755). Entrada, 200 pesos.