Una nueva ley prohíbe cualquier forma de acampada y detenerse para comer o beber en las áreas de interés histórico, arquitectónico y cultural de Roma. El decreto, a bautizado como la ley antipanino, fue firmado por el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, del PDL (partido de Silvio Berlusconi), y alcanza gran parte del centro histórico de la ciudad.
Según el decreto, estas restricciones (en principio, hasta el 31 de diciembre) son necesarias porque en las principales atracciones turísticas no se respetan "las normas más elementales de decoro urbano". Si bien no especifica hasta qué distancia de los monumentos se aplica la prohibición, sí están claros los valores de las multas: de 25 a 500 euros.
Los vecinos preocupados por el mal estado del centro histórico tomaron la medida con escepticismo, ya que hay otras leyes que no se cumplen y permiten que las calles estén, por ejemplo, invadidas por mesas de los bares, en un fenómeno que llaman "mesas salvajes".