Nada mejor contra la ansiedad que darle un poco a la tarjeta de crédito, mimarse, darse algún gustito. Por ejemplo, unos zapatos que prácticamente me gritaron desde la vidriera para que los compre. Muy fuera de mi presupuesto pero tan, tan, tan lindos que les hice caso. A unas cuadras entro a ver unas bombachas en Amor Latino que después descarto porque pienso que equiparse toda como si una fuese a tener una noche de sexo desenfrenado puede ser un mal augurio y generar todo lo contrario sumiéndote en meses del más absoluto celibato.
Mis zapatitos son encantadores y que conste en actas que en ningún momento se me ha ocurrido nombrar al innombrable.