Publicado por Silvia
Este fin de semana largo empezó muy bien. Hacía mucho que no tenía tantas actividades placenteras, y eso incluye desde empacharnos de Breaking Bad o cocinar con muchísima dedicación hasta estar encerrados unas 40 horas en el hogar, 30 de ellas, más o menos, en estado horizontal. Vimos algo de gente, pero poca. Y hablamos bastante.
Silvio, después de una nueva charla sobre la famosa extranjera (que nos está empezando a quemar la cabeza pidiéndonos recorrer Buenos Aires cada dos días), ayer me terminó confesando que "hace mil años", al poco tiempo de conocerse, ella se le había "declarado". Y como él no quería nada, quedaron amigos. Aparentemente eso fue satisfactorio para los dos. Yo me calenté, porque desde que llegó, me pareció que había algo ahí y porque no entiendo para qué me lo ocultó. Él me dijo lo obvio, que es el "no dato", la "no anécdota", que me iba a sentir incómoda con la mina, que iba a estar paranoica si ellos salían, y todo eso sin motivo porque no sólo no le pasaba nada con ella -y nunca le había pasado- sino que, especialmente en esta visita, la encontraba bastante insoportable y desubicada. Yo entiendo que quizás no hay que contar ese tipo de información (y volvemos al tema de la transparencia y los diferentes estilos). Pero por alguna razón tengo la sensación de que "me mintió". La realidad es que hacia el final del día se me había pasado gran parte del enojo. Pero es un tema que me sigue dando vueltas y su actitud mucho no me convence. Para poder poner algunos otros ejemplos, desearía que Silvio no leyera este blog...
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