Estuvimos en el hotel Novotel, muy confortable y a 100 euros, pero alejado unas 12 cuadras del centro de Berlín Oriental, que es más lindo que el Occidental. A dos cuadras del hotel está la plaza San Nicolás (Nicolai Viertel), que fue reconstruida y crea la ilusión del viejo Berlín. Caminar por sus calles empedradas y almorzar a la orilla del Spree Canal vale le pena.
Un barrio paquete para recorrer es Charlottenburg. Un buen paseo es salir de la Puerta de Brandemburgo por el bulevar Unter den Linden y doblar a la derecha por Friedrichstrasse. En ese cruce, un hotel ideal para estar es El Westin. A pocas cuadras está la plaza Gendarmenmarkt, considerada la más linda, con el Dom (la catedral) y los restaurantes con mesas afuera.
El Parlamento (Reichstag) es un edificio impresionante. La visita gratis vale la pena y es para divulgar lo que debe ser un Congreso y el horror de la guerra.
El Monumento a los Judíos de Europa asesinados son dos manzanas cubiertas por losas de hormigón, diseñadas para producir una atmósfera de horror y tristeza. La estación central de trenes (Hauptbahnhof) es la más grande de Europa. También hay que verla.
Potsdamer Platz es un conjunto de cuatro edificios supermodernos. La Isla de los Museos es un complejo de cinco museos que contienen muchas colecciones importantes y el Museo Egipcio.
A menos de una hora está Sans-Souci Palace, que es el equivalente a Versailles y donde además se puede ver un pueblo típico alemán detenido en el tiempo (Potsdam). Nos faltó un día para ir. Nos queda pendiente para la próxima.