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Damien Hirst, el muy vivo





El sábado fui a ver la muestra del artista Damien Hirst en el Tate Moderm después de mucho tiempo con ganas de disfrutar en persona de sus obras. Y todavía sigo en estado de shock. Para evitar las colas eternas que hay estos días en el Tate, reservé entradas con bastante anticipación (no me acuerdo de haberlo hecho para otra muestra de arte en este museo...). Y valió tanto la pena aprovechar cada segundo. Además, fui con una amiga íntima apasionada del arte que sumó muchísimo. Fue una tarde divina y volvimos a casa con la monoconversación hasta el otro día. Para colmo, la exhibición se llama "Por el amor de Dios", así que no paramos con la frasesita. Muy freaks.
Me impresionó darme cuenta que si bien el tema de la obra de Hirst es la muerte, todos los animales que preserva son eternos. Lo mismo que las calaveras, las composiciones de objetos que parecen recién usados, la sala de mariposas y hasta las obras de puntos multicolores que parecen dar vueltas sin parar, y eso que están pintados en colores al azar. Mucha gente se impresionaba, pero nadie quería dejar de mirar.


Justo el sábado salió en el diario La Nación un análisis sin desperdicio que hace Mario Vargas Llosa sobre la muestra.
También aproveché para inspirarme en un nuevo concurso, ¡yesss! Así que al salir del museo pasé por la tienda y me llevé los premios. El miércoles les explico de qué se va a tratar.




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