De un hilo

22 de marzo de 2010 • 11:21

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Nicolás y su padre están peleadísimos, como nunca.

Aún no estoy interiorizada en el conflicto. No quise profundizar demasiado en el asunto porque realmente está muy alterado.

Sé que es una acumulación de pequeños desencuentros rematada por un conflicto laboral que fue dándose durante la semana.

Mañana es la entrevista de Luján con las psicóloga así que tengo la mente enfocada en eso, más que nada. Pero siento que esta pelea no es de las típicas de padre-hijo. No sé por qué veo el negro el fondo de camino y créanme: tiemblo.

El fin de semana giró un poco en torno a todo esto, así que nada, celebro que sea lunes y que las ocupación no nos permitan hundirnos en los conflictos. Tengo muchas esperanzas de que Luján esté bien. Tengo mucho miedo de que no.

Quiero que Nicolás no esté atado a su padre, pero el tema de escucharlo decir que su continuidad laboral pende de un hilo, me aterra.

Me siento incapaz de ser el sostén emocional de mi marido, por estos días. Pero cuando no hay opción los recursos aparecen. Diría que casi por arte de magia. Pero no, todo esto no tiene nada de mágico.

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