Buen día a todos, ¿cómo andan? ¿Qué tal el fin de semana?
Yo el sábado estuve todo el día en la casa de unos amigos en Pilar. Los chicos estaban con el padre, así que fui sola.
Fue raro y bueno. Me relajé mucho. Había mil niños pero yo estaba como en un spa, sin tener que perseguir ni estar pendiende de nadie.
Igual tengo el reflejo de otear para controlar la situación. O de mirar el cuarto de cada uno aunque no estén. Ni me doy cuenta y me encuentro haciendo todo despacito las noches que duermen con Nicolás.
Me acuerdo que cuando quedé embarazada de Marcos mamá me dijo "hay una sola cosa que lamento, y es que ya nunca más vas a dormir completamente relajada".
En ese momento me pareció una exageración. Nunca más?? En algún momento dejan de ser bebitos y empezamos a despergarnos un poco, no?.
No!
Cuánta razón tenía mi madre!
Nunca más volvés a dormir como antes.
Es como que con el nacimiento de los hijos, una parte de tu cerebro se trasforma, muta y pasa a pertenercerles. Y ya no hay vuelta atrás. Supongo que ni cuando tengan 45 van a dejar de ocupar ese lugar.
Este sábado, tomé vino y fumé sentada a la mesa. No me levanté ni una vez durante el almuerzo y me la pasé hablando con un amigo del dueño de casa sin disimular nada.
Me acordé de mi madre y su sabiduría.
Este sábado creo, fue la primera vez que no extrañé a mis hijos y estuvo bueno.