Publicado por Silvio
Como dice en nuestras biografías, Silvia es periodista y yo no. Yo nunca había escrito algo para publicar y teniendo en cuanto eso, este blog fue algo muy nuevo para mí.
Silvia siempre me dijo que yo escribía muy dignamente y que no iba a tener problemas. Lo que empezó a suceder con este blog era que yo escribía algo, ella lo leía y me hacía "sugerencias", que yo en la mayoría de los casos aceptaba y corregía.
Al principio no decía nada y aceptaba casi todas sus sugerencias, confiando en que mi novia sabía qué era lo mejor en cuanto a escritura. Pero con los días fui entrando en confianza y le empezaba a pelear todo y a no darle mucha bola. Además, la repercusión positiva que tenía solía venir por el lado de las cosas que yo escribía espontáneamente, así que al poco tiempo de empezado el blog, Silvia rara vez leía el post antes de que sea publicado. (Eso ocasionó algunos enojos a posteriori, es verdad).
Muchas de sus objeciones en un comienzo tenían que ver con mis expresiones, aparentemente no publicables. Pero esa es una discusión que tenemos en nuestra vida también: ya lo dije, Silvia es un poco pacata. Pero debo decir que la comunidad ohlalera se privó, gracias a la "cuasicensura silvística", de tener interesantísimas discusiones sobre las flatulencias, el "trono" y los insultos.
Otras de sus críticas tenían que ver con el tema: "¿otra vez vas a escribir de algo relacionado con el fútbol?", me decía, cuando la noche anterior me preguntaba de qué iba mi post del día siguiente. Lo cual es un reclamo muy similar al que sucede en la casa, donde el verbo "escribir" se reemplaza con "ver" y el tono de pregunta se reemplaza por agresión.
Habiendo pasado estos 6 meses, hoy me siento más preparado que nunca para escribir. Creo que lo sufren mis amigos y familia más que nadie porque, últimamente, cuando les escribo un simple mail para proponer juntarnos, se tienen que fumar que me haga el Jerry Seinfeld y el reflexivo.
A partir de la semana que viene, tendré que canalizar mi verborragia creativa en otros espacios: la lista del super, la nota que a veces le dejamos a la mujer que viene a limpiar para que no se olvide de planchar camisas o algún mail para los amigos que viven lejos.