Tengo un casamiento dentro de tres semanas (¿es que alguna vez se acaban?) y vengo dando tantas vueltas con el tema que no sé si avisar o no que voy con El Chico o si directamente encarar sola como lo hice casi toda mi vida, claro, y fumarme el evento con la mejor actitud posible. ¿Ya es momento de decirle al Chico que venga conmigo o demasiado temprano? Digo, estamos en la categoría de "salientes" aún, o eso creo. ¿No debería haberse acabado toda esta ridiculez de los encasillamientos pasados los 30? Debería, claro, pero igual acá estoy pateando el tema sin poderme decidir y el relojito corre sin piedad.
Otro relojito que corre (o el mismo, para el caso) es el que me dice que en menos de dos semanas cumplo años. Otro gran dilema gran. Tiendo a hacerme la tarada con el tema, ignorarlo, dejarlo pasar, pero indefectiblemente, cuando se va acercando la fecha me agarra una suerte de revoltijo interno innegable. Creo que motivos para festejar siempre sobran, la cosa es empezar a planificarlo hoy mismo porque si no, claramente no llego a nada.
¿Hay un momento de la vida en el que está todo resuelto y se vuelve sencillito y predecible?