El dilema

28 de abril de 2009 • 10:50

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Cuando pensás que vas a dejar a tu hijo al cuidado de alguien sólo deseas que esa persona quiera a tu hijo sobre todas las cosas. Y luego, claro, todos sus derivados: que lo cuide, que lo entienda, que lo mime y que ambos se encariñen.

Resumiendo, que tu hijo esté a gusto y contento.

Bueno; así, evidentemente, se están dando las cosas por aquí. Y eso, que debería bastarme y hacerme feliz, me está dando también... cómo decirlo... ciertos celos? cierta bronca?

Veía la escena ayer a la tarde desde el living y me preguntaba, con algo de rabia, ¿puede ser que la persona que nos ayuda con los menesteres hogareños y ahora también con Benjamín lo duerma en tiempo récord? Incluso que tarde menos que yo?

Y además pasó más tarde otra cosa: cuando Benja lloró, vino a decirme por qué era que lloraba. "Tiene hambre", sentenció. Y sí, tenía hambre, pero yo sabía ya que tenía hambre, qué tiene que venir a contarme ella qué le pasa a mi hijo.

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