No debe ser fácil tener una hermana famosa, más joven y, sobre todo, bellísima. Si la ruta 3 diera su testimonio, seguramente algún reclamo tendría en relación con la célebre 40. Es que todo el mundo habla de ella: la que atraviesa once provincias, la columna vertebral del país, la que trepa desde el nivel del mar hasta los casi 5000 metros.
Siempre tuvieron rumbos distintos, aunque al final... también se juntan. La 40 y la 3, de un lado y del otro, tan diferentes entre sí que nada tienen que envidiarse, o casi todo. La primera puede jactarse, entre muchísimas cosas (cualquier piropo es apropiado), del acceso a veinte reservas y parques nacionales, de atravesar 18 importantes ríos y conectar al viajero con 27 pasos cordilleranos.
Pero la 3, con perfil más bajo y menos prensa, no se queda atrás en materia de atractivos. Posee rasgos muy particulares, como ser la única ruta argentina que se corta al llegar a otro país, Chile, y que luego continúa, además de pasar por cinco provincias y unir las cuatro capitales sureñas.
Eje de la Patagonia costera, su recorrido es también cautivante. Desde la avenida General Paz hasta Ushuaia se va asomando al océano; incluso, durante varios tramos, ofrece una vista al mar asombrosa. Entre sus atractivos, la historia alrededor de Pedro Luro puede ser un buen comienzo: un fortín, el Mausoleo de Ceferino Namuncurá, un balneario sobre una laguna y termas que se encuentran en el camino hacia Carmen de Patagones.
También hay mucha historia por conocer en Viedma; a casi 50 kilómetros de allí, además, está el segundo pueblo fundado en la Patagonia, Guardia Mitre, en dirección a General Conesa por la ruta 250.
De Viedma parte el tren a Bariloche, el único que cruza a lo ancho la región. Los turistas pueden cargar sus vehículos en un vagón y hacer el viaje, incomparable, sobre rieles.
La mayoría de los pueblos de la zona surgió por el ferrocarril y renació con el turismo rural, la ganadería y la explotación de piedras. Cada uno, entre la estepa y la desolación, tiene su encanto y merece una visita.
Entre los destinos cercanos a Las Grutas (ver página 4) se encuentran las salinas del Gualicho, ideales para deportes de vela. Al sur de Río Negro, Sierra Grande, un símbolo de la explotación minera, cuenta con Playas Doradas, un lugar favorecido por corrientes de aguas cálidas.
Una vez en Chubut, Puerto Madryn es la gran ciudad que recibe al turista. Pero unos kilómetros antes está el acceso a Península Valdés, paraíso de la fauna marina. Más al Sur, tras pasar por Trelew y tomarse un té galés en Gaiman, es ineludible la visita a la gran pingüinera de Punta Tombo.
Desde Comodoro Rivadavia hasta Caleta Olivia se puede disfrutar del camino junto al mar, ideal para recorrer de noche, en lo posible con luna llena. Al desviarse en Fitz Roy hacia la costa, por la 281, se llega a Puerto Deseado, otro gran escenario de fauna marina, con la tonina overa como una de sus figuras.
Tras pasar por el Monumento Natural Bosque Petrificado, gran exponente del proceso de petrificación causado por erupciones volcánicas, se llega al puerto San Julián. Hernando de Magallanes bautizó así al lugar cuando, en 1520, permaneció varios meses antes de llegar al estrecho. En el pueblo se recrea su nave.
En Piedra Buena se cruza el río Santa Cruz, y más al Sur está Río Gallegos. Antes de llegar a territorio chileno, la ruta 3 empalma nada menos que con la 40. Luego sí se alcanza el paso de integración austral. Por caminos del país vecino y también en balsa se retorna a la Argentina y, nuevamente por la 3, se llega hasta el fin del mundo.