Es muy loco: la conferencia en la UP ya pasó. Con tantas expectativas, nervios y preparativos uno cree que la experiencia y ese día van a ser eternos, algo así como cuando uno prepara una fiesta y es el monotema durante semanas hasta que la fiesta se hace, termina y cada uno de vuelta a lo suyo. Pero con la conferencia también me pasó algo diferente: las repercusiones, tan cariñosas y cálidas, siguen llegándome y esto me tiene flotando en una sensación nueva, alegre, segura. Y digo que es muy nuevo para mí porque no esperaba este pos-charla tan especial, ni que me hicieran regalos ni que al terminar la conferencia hubiera una larga fila de personas para sacarnos fotos y con las que tuve la suerte de hablar y de enterarme quiénes son detrás de esos nicknames a los que tengo como amigos. Mi cuenta de Twitter se llenó de mensajes inolvidables.
Los nervios y la tensión hicieron que ese día abriera el ojo al alba, todavía de noche cerrada. También hicieron que cambiara partes del look que iba a vestir, como los zapatos y la camisa. Es una época del año en la que no hace ese frío tremendo en Buenos Aires, pero que tampoco da para transparencias de día ¿o sí? ni para botas tan invernales ¿o sí? Y no estaba yendo precisamente a un casting, si no a una universidad... En definitiva, lo que estaba tan seguro en mi mente un día atrás flaqueó horas antes del debut. Y ya saben, soy modelo y mujer, me gusta sentirme totalmente a gusto con lo que llevo.
Cuando llegué a la universidad y vi la cantidad de gente que esperaba entrar al auditorio sentí una adrenalina parecida a la que me golpea el corazón cuando estoy en un backstage y asomo la cabeza para mirar la pasarela antes de que empiece el desfile. Y vuelvo a pensar que pese a tanta exposición desde hace diez años no termino de acostumbrarme al 100% a tantas miradas a la vez. Me emocionó muchísimo ver a mis hermanas, a mi sobrina y a mi papá en primera fila. Mientras hablaba intentaba no mirarlos porque tenía miedo de enmudecer, pero de reojo me daba cuenta cómo seguían atentos la historia de mi vida, conociendo más que nadie esas partes que tanto me costaron transitar por tenerlos a ellos lejos.
Confieso que me asustaba la parte de las preguntas del público: si bien llevo años en esto y me considero muy curiosa, hay muchas cosas del ambiente y del rubro que no sé. La tarde anterior, una amiga me tranquilizó: "Uno nunca lo sabrá todo". Pero mi cabeza siguió a mil por hora maquinando ese momento y entendí algo más de mi profesión: es tal la exigencia a la que uno se expone que la falla se siente fatal. Caerse de unos tacos de 15 centímetros sobre una pasarela de espejo, lo cual es muy factible, puede costarte una temporada de penitencia. Equivocarte en una pasada hace que todas las que vienen por detrás también puedan fallar y así destruir la imagen de un desfile. Y todo, o la mayoría de las situaciones en la alta moda, es en vivo, nunca hay mucho tiempo, es el ya mismo en persona, y todo debe salir sobresaliente. Pero las preguntas surgieron con total espontaneidad y mis respuestas con naturalidad, me sentí entre amigos y después ya no quise soltar el micrófono!
¡Recibí un reconocimiento! Al terminar la conferencia, la universidad me entregó en manos de Lorena Pérez, de Bloc de Moda , y de Mariana García Navarro una placa como Embajadora de la creatividad argentina en el mundo, ¿qué tal? Vaya honor. Es la primera vez que la UP lo entrega, así que imaginen...
La enorme sorpresa fue encontrarme con muchos de ustedes en persona: cuando pregunté quiénes del blog estaban ahí, gran parte del auditorio levantó la mano y morí. ¡Muchísimas gracias! Sé que muchos tuvieron que pedir permiso en el trabajo y organizarse para estar, no saben cuánto lo valoro. Muchas gracias a la UP, una vez más, por la oportunidad. Y un gracias enorme a mi familia, a mis hermanas, al hombre que amo que estuvo ahí firme si bien su perfil es muy bajo. ¡Gracias a Tod@s por estar!
En este link encontrarán un galería de imágenes que hizo la UP.
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