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El significado del amor




Juan,
Acá estoy, escribiendo en un domingo muy caluroso y existencialista como tu último post. Tus palabras me recordaron a esas charlas eternas que me gustan tanto, llenas de interrogantes, con pocas respuestas pero mucha búsqueda. En definitiva la vida es eso ¿no? Muchas preguntas con pocas certezas. Sin dudas, una gran aventura.
Mi idea era contarte más sobre la charla que tuve con mis amigas. La de Suiza y la de Córdoba. Las reflexiones sobre el irse, vivir en otro lado, sobre qué extrañamos cuando viajamos y qué ganamos. Sin embargo, va a quedar para más adelante.
El amor toca la puerta, otra vez.
Y quisiera que lo que sigue lo leas escuchando esta canción:
Ayer fui a la boda de mi prima más pequeña. Cata. Hermosa, simple, musical y radiante.
A veces, cuando uno viene de una gran desilusión, del desencanto y un maremoto de cristales de amor rotos, es difícil conectarse con la idea de que sí, de que existe lo verdadero, lo profundo, lo natural de dos personas que fluyen en la danza del querer.
La ceremonia fue muy íntima. Amigo cercanos y familiares – aclaro que con la familia sola, sumamos una multitud -; Ellos, sonrientes y emocionados, escucharon las palabras que cada uno de los hermanos y afectos designados tenían para brindarles.
Se habló desde el corazón, algo que sin excepción resulta efectivo.
Disfruto mucho de los casamientos en los cuales se prioriza la historia mínima, las anécdotas de los protagonistas, lo íntimo que delata que nos conocemos y nos queremos.
Mi tía, la mamá de la novia, que es una persona que como muchos vivió amores y desamores, supo definir sin esfuerzo lo que el amor significa. Ojo, queda claro que no existe una sola interpretación, pero sus palabras para mí lo abrazaron todo.
"Cuando mi hija conoció a su marido –un verano-, me habían dicho que él tenía la manía de sacarse la remera en la mesa a la hora de comer", contó mi tía, "¿Realmente nos iba a gustar alguien que hace eso, aún ante desconocidos?", era uno de los interrogantes que mi tía contó que preocupaba en la familia. "A mí ese detalle no me preocupó en lo más mínimo", dijo, "¿Saben por qué? Porque yo lo que veía era que cada día mi hija volvía a casa más bella, más sonriente y radiante. Y lo más lindo es que Catalina, seguía siendo Cata, pero potenciada. De pronto, toda esa energía que la caracterizó -pero que muchas veces quedaba a medio camino-, comenzó a tomar forma. Decidió focalizarse en su pasión profesional, en terminar los estudios que tenía, en desarrollar lo que la inspira. Ella siempre de alguna manera había sabido lo que la apasionaba, pero ahora lo estaba concretando".

Mientras la escuchaba, muchas sensaciones y recuerdos se me vinieron a la mente: parejas celosas, otras egocéntricas, personas incapaces de acompañarte en tu felicidad y tus temores, o con miedo a dejarte crecer porque ¿y si despliega sus alas y decide que hay algo mejor afuera y vuela lejos de mí? Inseguridades. Y de parte mía también. No poder conectar.
"Yo la veía feliz, entonces yo era feliz", dijo mi tía, "Cuando el otro te quiere en tu esencia, tal como sos, pero aparte ve más allá de lo que sos y te desafía, y acompaña a develar una mejor versión de tu persona, a potenciarte, te inspira a lograr cosas que nunca pensaste que serías capaz (porque el otro lo ve, y confía). Cuando el otro permite que seas vos, pero te vuelve mejor aún. Eso…… sí, eso es amor."
Eso, amigo mío. Eso es lo que yo también creo que es el amor.

Brindo por ello.
Beso,
Cari
PD: Hoy – domingo mientras escribo- es el cumple de José, quiero desear que este año que empieza para él, llegue lleno de logros, desafíos, aventuras, risas y amor. Muy merecido.

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