Luz Príncipe (43) arrancó a emprender casi sin querer, para probar algo nuevo. Si vos también estás buscando cambiar de trabajo o tenés un hobbie y creés que puede ser rentable, leé esta historia y enterate cómo hizo ella para crecer y convertirse en una referente del mundo zapatero.
El emprendimiento de Luz Príncipe arrancó un poco por destino y otro poco por casualidad. Allá por el año 99, Luz trabajaba como locutora y periodista en una radio, en donde no solo recibía una paga muy escueta, sino que además sentía que no estaba cumpliendo con su vocación. Todo cambió el día en que la invitaron a un cumpleaños y ella decidió que lo correcto era no caer con las manos vacías. Falta de recursos como estaba, compró sobre la calle Lavalle unas ojotas plásticas bien feas y las adornó con galones, cintas y piedras. Fue tal el éxito del regalo que ahí mismo en la fiesta le surgieron sus primeros clientes. Después el boca en boca hizo el resto, y para finales de aquel verano del 99 ya había vendido más de 300 pares bordados.
"El tema es que cualquiera es zapatero en verano, porque con dos tiras se hace una ojota", cuenta Luz, que a la hora de empezar a proyectar una colección de invierno se vio obligada a hacer algunos cursos de formación de zapatero en un sindicato y hasta a buscar la asesoría de un modelista. Se subía entonces al colectivo 86 de su Caballito natal y hacía una hora y media de viaje cargada de materiales. El objetivo era ir a los talleres, un mundo de hombres en el que se veían pocas mujeres. "Aprender a manejar talleres no es fácil –cuenta Luz- porque uno muchas veces cree que sabe pedir lo que tiene en la cabeza, y eso es algo que se aprende. Creo que el secreto de un emprendimiento está en parte en saber manifestar lo que uno tiene en mente. Yo tuve muchísimas equivocaciones que me costaron dinero y materiales, porque no sabía pedir", añade.
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El gran paso: un showroom propio
El resto de su historia emprendedora se fue haciendo de a poco, con mucho esfuerzo. En el año 2001, en plena crisis nacional, abrió un showroom en el Microcentro: un espacio de un ambiente que compartía con una chica que fabricaba carteras. Luego logró pasar a un dos ambientes compartido con una marca de lencería, hasta que finalmente le dieron los números para instalarse en un tres ella sola, siempre en la misma manzana. Fue entonces cuando su marido, diseñador de profesión, se asoció formalmente a la empresa. "Al principio y durante algunos años, todo se reinvertía. La más mínima ganancia iba adentro otra vez", cuenta Luz, en lo que fueron los inicios de un crecimiento parejo y sostenido, siempre de a pequeños pasos, la clave de su éxito. "Nunca abordamos algo que no sabemos si podemos sostener, pagar, o responder. Desde tomar un pedido hasta comprar materiales. Y para eso es necesario tener siempre presentes los números del negocio" añade.
Hoy por hoy trabajan con dos talleristas y hacen un control de calidad doble: a la hora del empaque en el taller y nuevamente en el local. "No ponemos ni un artículo a la venta que no esté revisado. Es un proceso muy artesanal, justamente porque producimos ediciones limitadas. No hacemos nunca más de 30 pares por modelo" advierte Luz, que prefiere enfocarse en pocos artículos pero que sean de calidad. Fue esta idea la que impulsó su crecimiento, justamente porque las clientas volvían al darse cuenta de que nunca encontraban los mismos modelos, algo que las incentivaba a darse una vuelta cada tanto para ver qué había de nuevo.
Hoy por hoy, y ya con varias lecciones aprendidas, tienen un local boutique propio en Plaza San Martín, además de un shopping minorista online. Para Luz, que tiene una personalidad esencialmente creativa, lanzar su emprendimiento fue un sueño hecho realidad, porque puede darle rienda suelta a sus sueños más locos sin cesar: "Nunca nos aburrimos de hacer lo mismo, porque vamos mechando entre lo que es una obligación y lo que nos encanta." También venden zapatos de forma mayorista a Córdoba, Mendoza, Jujuy y provincia de Buenos Aires, además de a Chile, a donde exportan. Al mismo tiempo están trabajando en abrir una plataforma de venta online internacional, siempre poniendo de manifiesto la originalidad de los modelos y el trabajo 100 por ciento argentino y hecho a mano. Para Luz cada desafío fue una escuela, al punto de que asegura: "Si uno logra perdurar en el tiempo con una empresa en este país, lo puede hacer en cualquier parte del mundo. Argentina es como un MBA para cualquier emprendedor", algo con lo que más de un empresario local estaría de acuerdo.
EN NÚMEROS
- 4 personas trabajan en el local, incluyendo a Luz y a su marido.
- Cada temporada lanzan 1000 pares, casi todos únicos. También hace zapatos a medida.
- $5000 cuesta cada par de zapatos, y $3000 los de temporadas anteriores.
- Solo se fabrican 30 pares por modelo.
Más info: www.luzprincipe.com.ar
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