Tengo impreso mi pasaje a Uruguay para el viernes por la tarde. Listo, está decidido, reservado y pagado. El fin de semana estoy allá en lo de unos amigos y el lunes me voy a lo del Chico. Estoy contenta, es una sensación rara la de prepararme para pasar los primeros días juntos. Y no es lo mismo hacerlo acá en Buenos Aires donde cada uno se levanta para ir a laburar, tiene cosas que hacer durante el día y recién se vuelve a ver la cara por la noche, ¿no?
Esto son 24 horas corridas, todo un día y toda una noche. Yo digo que tiene que estar buenísimo y desde hoy, mirando el cielo asquerosamente gris desde la ventana de la agencia, no puedo dejar de imaginarme boca abajo en la playa y esa sensación que tenés en el segundo que tus pies pisan la arena y el mar.
Sueño, sueño que barreno olas y me quedo dormida debajo de una sombrilla con El Chico al lado.