En tránsito, malos trances

Si había esperanzas de lograr la proeza, éstas se evaporaron frente al cartel ubicado en el hall del aeropuerto que indicaba que estaban a 25 minutos del sitio desde donde debían embarcar para tomar el próximo avión. Y antes de eso debían buscar sus valijas en un salón en el que esperaban centenares de pasajeros y pasar por el exigente control migratorio norteamericano.

Sin humor llegaron al mostrador, donde se produjo más o menos un diálogo en este tono, que, por disparatado, no es menos real ni menos frecuente:

-Su vuelo ya salió -dijo la empleada de la aerolínea.

-Ya lo sabemos, nuestro vuelo en conexión salió tarde y nos dijeron que habían dado aviso a su aerolínea.

-Bueno, es que no tengo lugar ni en el vuelo de mañana, ni en el de pasado, ni en el de Es que esa ruta está siempre completa. Les recomiendo que vayan a la compañía aérea que provocó la demora y pidan una solución. Aunque veo en el sistema que tampoco tiene lugar.

-Pero nosotros tenemos un pasaje de su compañía, que pertenece a la misma alianza que la otra. Justamente, por eso compramos los boletos.

-Sí, pero ya no tenemos lugar. Ni siquiera los puedo poner en lista de espera en ninguno de los vuelos.

-¿Y qué nos recomienda?

-Que vengan al aeropuerto antes de cada vuelo para ver si hay algún lugar.

Luego de unos minutos de incrédulo silencio:

-¿Cuántos días calcula que puede durar esto ?

Afortunadamente, la supervisora de esa aerolínea tuvo mejor tino y un concepto más amplio de las posibilidades de unir dos puntos del planeta. Con habilidad, encontró una nueva conexión, que esta vez sí funcionó, que los llevó de regreso a casa al día siguiente.

Esta escena se repite infinidad de veces en la mayoría de los aeropuertos de conexión o hubs .

Si para seguir camino hay que tomar otro vuelo de la misma compañía, una falta de coincidencia en los tiempos es un problema, pero se podrá contar con que la empresa contratada hará lo posible por solucionarlo o, al menos, compensarlo. En cambio, si se trata de dos aerolíneas (aun unidas por una alianza), siempre estará la tentación de eludir la responsabilidad.

Los viajeros experimentados acumulan horas y anécdotas en los pasillos de los aeropuertos, o casos de valijas con itinerario propio.

El inconveniente es tan recurrente que aparece destacado en la encuesta que realiza la Asociación Argentina de Derechos del Turismo (Aadetur). "Casi el 50 por ciento de las quejas es por transporte aéreo. Por eso, una de las principales cuestiones que se debe tener en cuenta al programar un viaje es elegir bien la compañía", dice Diego Benítez, presidente de la Aadetur.

En el informe anual publicado este mes aparece como la queja más frecuente la pérdida de conexiones en Aerolíneas Argentina, Lan e Iberia, en ese orden.

Una compañía puede justificar el retraso de un vuelo por mal tiempo, riesgos de seguridad o huelgas, "y todas estas razones están calificadas como de fuerza mayor, y son circunstancias extraordinarias que no habrían podido evitarse aunque se hubieran adoptado todas las medidas razonables", aclara Benítez.

¿Qué hacer en esos casos? "Para vuelos en y desde la Argentina, la responsabilidad de un billete en conexión es de la línea aérea que emitió el ticket principal. El pasajero tiene derecho a una compensación sólo después de la cuarta hora del horario fijado para la salida, cuando la aerolínea se hace cargo de comunicaciones telefónicas, comidas y refrigerios, alojamiento en hotel y transporte terrestre desde y hacia el aeropuerto, de conformidad con el tiempo de espera que medie hasta el embarque en otro vuelo. No hay compensación económica a menos que sea en un país de la Unión Europea o por una línea aérea europea, y se haga el reclamo en el aeropuerto de salida", finaliza Benítez.

Por Encarnación Ezcurra
Para LA NACION