CORDOBA.- El antiguo camino de los conquistadores permite descubrir más adelante la pequeña localidad de Sarmiento, antigua Posta Los Talas; mientras que unos 19 kilómetros más allá está Villa del Totoral, con su iglesia de estilo colonial (Nuestra Señora del Rosario) y la casa del artista plástico y poeta Octavio Pinto, hoy convertida en museo.
A casi 150 kilómetros de la capital, en las últimas estribaciones serranas del Norte, la localidad de San José de la Dormida marca el comienzo de la ruta provincial 16, por la cual se puede llegar hasta Villa Tulumba, un verdadero museo a cielo abierto donde sus calles y edificios mantienen la fisonomía de la época virreinal, entremezclado con muestras de la cultura sanavirona.
El pueblo está atravesado por un arroyo, necesario para suavizar los efectos de calor que presenta el norte cordobés durante el verano. En temporada, estos pueblos postergan la vida apacible de todo el año hasta el próximo marzo cuando los visitantes habituales de Tucumán, Catamarca y Santa Fe regresan a sus hogares. El mayor exponente de ese rico pasado es la iglesia construida a fines del siglo pasado, en cuyo interior se encuentra un tabernáculo de madera tallada y policromada por los indios de las Misiones.
En el tramo final de este periplo, el cerro Colorado exhibe las oquedades y aleros donde los aborígenes plasmaron en pictografías escenas de su vida cotidiana con la idea de llevar a cabo los rituales de adoración a los dioses.
Reliquias precolombinas
Esas pinturas rupestres, de la cultura Ayampitin, están consideradas como las más bellas demostraciones artísticas del periodo precolombino, constituyendo uno de los yacimientos más importantes del continente americano.
En Cerro Colorado existe un precioso arroyo serrano y espacios para acomodar la carpa rodeados de un entorno áspero y rocoso.