Encuentro de padres

Para empezar, esa media hora entre que llegaron mis padres y los de ella se hizo eterna. No porque no podamos estar con mis padres media hora en nuestra casa, si no porque se sentía la incomodidad de que faltara la mitad de los invitados. Era, en cierto punto, como si Silvia y yo no estuviéramos ahí, y ellos estuvieran siendo plantados por mis suegros.

Yo, sabiendo lo que mis padres valoran la puntualidad, sacaba temas de conversación (sin realmente pegarla nunca) pero sentía que no lograba su atención. Terminé fingiendo interés en la descripción de cómo mis tíos remodelaron su casa.

El momento inicial de las introducciones fue incómodo también (seguro no lo fue para Silvia). Yo no sabía si decir "ellos son mis padres" o sus nombres, o sus profesiones, o sus edades, o cómo presentarlos. "Ella es mi mamá. Piscis con ascendente en sagitario (?)". Finalmente, ellos (como en el resto del evento) tomaron la iniciativa y a los 5 minutos ya no paraban de hablar.

Yo sentía una inusual tensión respecto a todo, como si estuviera constantemente tratando de evitar una confrontación que claramente no se estaba por dar: por ejemplo, cuando se habló de política, en todos los temas me puse en un lugar medio (que no comparto) sólo para evitar darle una tónica polemista al asunto. En general en esos temas estoy más de acuerdo con mis padres, pero quería tratar de no generar un "nosotros vs ellos". También, ficticiamente, me puse del lado de mi suegro en cosas que no comparto. "Sí, Carlos, tenés razón, los celulares con mail le hacen mucho daño al ser humano"...

Pero es verdad que luego la cosa se fue relajando y la pasamos bien. Nos reímos y todo. Sentí como ambas parejas de padres tácitamente "aprobaban" a la otra y de alguna forma terminaban por cerrar la evaluación que vienen haciendo en estos años de su yerno y nuera.

Me preocupó el intercambio de teléfonos. Me preocuparía muchísimo ver a mi suegra y a mi vieja "amigas" en Facebook. ¿Cuánto faltará para que al unísono empiecen a pedir casorio?