Endeudada... (Cantar al ritmo de Despeinada, de Palito Ortega y poner cara de pánico).
Anoche hicimos los números finales del departamento. Casi me desmayo. Entre las comisiones inmobiliarias, los gastos notariales y no sé qué cosa con los sellos, el número final es apabullante. Mi viejo me termina prestando un poco más de lo pensado y las cuotas de pago se extienden también un poquito más de lo pensado.
-Peor es endeudarse con un banco en dólares, nena.
Mi viejo, a pesar de tener 67 años de argentino, tiende a ser optimista en algunas cosas. Lo quiero.
La sensación de endeudarse es rara, es un compromiso a responder con tu esfuerzo personal, tu capacidad de producir, de trabajar y generar en todos los sentidos y te pone muchas cosas en juego. Por ejemplo ahora, estoy insegura. Insegura de poder cumplir, de poder conservar un laburo más o menos rentable… Ahora me siento un poco sola y me gustaría compartir la responsabilidad con alguien, remar de a dos. Supongo que es natural, ¿no?