Newsletter
Newsletter

Están de nuevo en NY





Después de una semana intensa, pude ir a ver la muestra de Diego Rivera en el Moma. ¡Por fin! Al margen de desconectar un poco de tanto trajín, en mi anterior estadía en Nueva York me fue imposible visitarla. Volvería a verla una y otra vez. Espero que sea antes de mayo (cuando la levantan) porque ahora estoy en París. Ya les contaré.
Esta exposición me gustó mucho. No había visto nunca una de Rivera y esta es de las más auténticas: se hace por segunda vez en la historia del museo, la primera fue en 1931 y hoy se presentan los mismos murales. Enormes, impactantes, imponentes... y a su vez simples de líneas, como es su arte, aunque llenos de contenido y mensajes en cada detalle. Para verlos también se puede entrar a este link. Da escalofríos, mezcla de placer y admiración, algo así como cuando estoy en lugares a donde pienso "aquí realmente se hizo parte de la gran historia", como las pirámides en Egipto o frente a pedazos del muro de Berlín.
Mientras miraba los murales, en el silencio total, pensaba cuán más visible o popular es a veces Frida Kahlo, a quien también admiro profundamente. Se dice que tanto ella como él no tenían el mejor de los ánimos para pintar si no estaban bien el uno con el otro. También que él era más la musa de ella que a la inversa, aunque la adoración de él por ella era infinita... Un nudo de amor traspasado por los terribles accidentes de Frida, durante meses postrada pero sin soltar pincel, y los amoríos de ambos. Dos artistas tan diferentes y auténticos, exitosos en medidas similares, autónomos pero una pareja. Por esto creo que es difícil pensar en uno sin automáticamente traer al otro, así que Frida se pasea también por la muestra.
Me fue imposible no pensar en las tendencias al vestir cuando mirada esas inmensidades. Las ropas de los campesinos en blanco combinado con overalls celestes me figuraron a los monos de jean con camisetas que hoy tanto se usan. También la paleta de terracotas, naranjas y otros colores de la tierra me hizo acordar a la última colección de invierno de Hermès. El colorado con el verde musgo, tan presentes en este invierno. Los zapatos, clásicos y de taco grueso de las mujeres y los acordonados que llevan los hombres son los que hoy están en las vidrieras... Casi un siglo de diferencia. Se cumplen el "todo vuelve", la inspiración en el arte, la sociedad y sus usos inmortalizados en las obras de todos los tiempos.
Confieso que me divierte más el estilo de Frida, aunque de Rivera me impresiona las dimensiones que alcanza y su capacidad de reproducir figuras en masa, pero tan particulares cada una. Frida es también estilo y elegancia en sí misma, innovó en una sociedad y una época machistas vistiendo prendas masculinas y combinando todos los colores posibles. Una suerte de Coco Chanel latinoamericana. Se pintaba y decoraba los yesos que la tiraron tantas veces a la cama. Si tengo que elegir, su obra Columna rota me gusta mucho y me recuerda al diseño fetichista y gótico de McQueen:




Y Las dos Fridas, inevitablemente a los corsés de la firma Louise Black, de estilo dark pero con detalles románticos:



Si en algo ambos me conmueven es en la fuerza con que miran los personajes de sus obras. Fijo pero con vida, tienen personalidad, sienten. Y sin personalidad no hay traje que siente, además de que una buena mirada hace desaparecer el entorno, y cuando todo vuelve a aparecer llega reforzado.
P.D: Aprovecho este espacio para acompañar con mi pésame a los familiares de quienes murieron ayer en el accidente de tren que sucedió en Buenos Aires. Les deseo mucha fuerza y paz a los heridos.

¡Compartilo!

En esta nota:

SEGUIR LEYENDO

Un adiós que no será el último

Un adiós que no será el último


 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP