Los Hielos Continentales, el Amazonas, los Andes incaicos, el glaciar Perito Moreno, el Tren a las Nubes y mucho más. Naturaleza viva, algo que Alex Tossenberger conoce bien y desde hace años registra con su cámara a cuestas. Así llegó a Puerto Pirámides, un pueblo de película como dicen muchos. Y claro que lo es: allí transcurre Gigantes de Valdés , su primer film como director, que se estrenó días atrás en las salas porteñas.
Pero, tal vez sin darse cuenta, todo comenzó hace poco más de dos décadas cuando Alex llegó al camping municipal de este pueblo con unos amigos, el Ford de su padre y una modesta filmadora U-Matic. Y de repente, entre mate y mate, una ballena emergió a un metro del gomón de su tío. Desde entonces, para este licenciado en psicología, posgrado en Política Ambiental y Territorial, y alguna vez director de la revista del hospital Borda, todo cambió para siempre.
"El guión de Gigantes fue pensado para Península Valdés. Filmé muchas veces allí y sabía cómo aprovechar cada rincón. Una historia dramática puede ser muy bella con un mar de fondo, pero para nosotros no era cualquier mar. Debía ser ese mar", afirma el cineasta, que trabajó en la producción de El censor y De mi barrio con amor , y fue el productor general de El salto de Christian , rodada en Claromecó.
No obstante, su apuesta va más allá. Habla de un cine novedoso en el país, que hace pie en sus atractivos naturales. "El turismo y el entretenimiento son las industrias que más han crecido en el mundo, y la Argentina tiene paisajes hermosos, que no han sido explotados desde el cine. Ojalá todo esto traiga más turistas y haga conocer el país desde otra óptica. Pensamos en un cine que amalgame eso: entretenimiento, emociones, lugares bellos y contenidos que atrapen a muchos, como los ecológicos. De eso habla la película: hagamos nuestro este lugar, pero cuidémoslo."
Esto le ocurre a Tomás (Federico D´Elía), que llega a Puerto Pirámides como enviado de una empresa que desea instalar un hotel de cinco estrellas, que va en contra de las economías regionales. Una trama que da un vuelco cuando Tomás conoce a algunos personajes del pueblo, como un pescador marisquero, Miguel Dedovich, y aprovecha al máximo las postales que ofrecen Caleta Norte, Punta Delgada, Caleta Valdés y Punta Tombo, entre otros.
"Nunca se sabe cómo puede reaccionar una ballena, pero la experiencia hace que se pueda intuir comportamientos. Tengo experiencia en documentales de ballenas, orcas, delfines. Podés advertir posibles reacciones, y saber si es preferible retirarte a la espera de otro momento mejor."
Largas jornadas de filmación, que incluían la espera de esa cola erguida, marca registrada de la región, bajas temperaturas y vientos poco amigables, entrando y saliendo del agua, matizadas con un sándwich, a veces mojado, a bordo de un gomón solitario. Pero la recompensa llegaba con las paellas nocturnas, que en este pueblo huelen tan bien.
Así se trabaja cuando la naturaleza es protagonista. Algo que Tossenberger, que dirigió documentales y comerciales en toda América latina para ser exhibidos en Estados Unidos y Europa, conoce y disfruta a pleno, tanto como bucear en el Golfo Nuevo.
"Filmamos cinco semanas entre marzo y abril, y dos en junio para poder abarcar la variada fauna del lugar, que llega a Valdés en distintas épocas, según su ciclo reproductivo. Esto no es un comercial en plena city porteña, donde todo está pautado. Hay que tener buen estado físico y paciencia", asegura Tossenberger, que comenzará a grabar en noviembre su próximo largo, en el que no faltarán las bellezas de Bariloche, el andinismo y el rafting.
Pero habrá acción antes, con la primera producción cinematográfica generada en Parques Nacionales. Serán 19 unitarios para la TV abierta sobre trece Parques Nacionales, que comenzarán a rodarse en abril. "Es ficción documental. La idea es mostrar los parques a través de personajes, una forma de transmitir conocimiento por carriles no tradicionales. No es un guía que te dice: la ballena pesa 35 toneladas y mide 16 metros, sino un actor que le advierte a otro: "Cuidado, no te acerques, esa bestia pesa 35 toneladas. Esto tiene una potencia enorme".
Y así como se instaló con sus cámaras en tantos lugares, también lo hizo en Iruya, Salta, para hacer un documental del pueblo andino. Allí, en la escuela, se le ocurrió proyectar un audiovisual sobre las ballenas. "El trabajo decía que comían hasta 1500 kilos de alimentos por día. Y un chico, con toda su ingenuidad, comentó en voz alta: en una semana nos quedamos sin burros. Hay que globalizar el conocimiento, y la ficción pueden ser una herramienta fabulosa."
Claro que Puerto Pirámides no olvidará fácilmente la avant première, hace unas semanas, en el cine de Puerto Madryn, con la presencia de algunos de los actores, Alfredo Casero, Isabel Macedo y Georgina Barbarossa. Desde la platea no faltaron las exclamaciones cada vez que aparecía algún vecino del pueblo devenido actor. Ni tampoco las lágrimas, cuando el transcurrir de la historia nos llevaba por ese mar turquesa, con sus gigantes de respiración profunda y atardeceres de rojos intensos.
Por Julio Céliz
De la Redacción de LA NACION
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