Hombres hay, claro

Un bar en algún lugar de Palermo.

Tres chicas tomando algo en la barra.

Muchos hombres sueltos.

Sorprendentemente para las que dicen que ya no los hay, los vi, circulan en grupos, piden cervezas de a cientos y miran. Miran mucho, muchísimo, pero NO ENCARAN. Eso descubrí; te detectan, te siguen con los ojos, preparan visualmente el terreno como para un approach indiscutido y después, cuando se acercan y pensás que se viene el encare, piden una Stella en la barra y siguen de largo. No lo comprobé conmigo únicamente, lo vi con mis amigas y el resto de las mujeres que estaban en el lugar. Salvo por las pocas parejas, el resto eran tipos solos por un lado, minas solas por el otro. Parecían las fiestitas de los 14.

Esta mañana la discusión de siempre con Pedro. Ya me tiene harto. Su teoría de que si ponés una mina y un tipo en la barra de un bar la mujer tiene 90% de chances más que el tipo de irse acompañada esa noche me aburre. Es falaz. Ninguna de nosotras teníamos intenciones de irnos con nadie del brazo, de hecho simplemente estábamos festejando la mudanza de una de las chicas, pero juro que de haberlo querido no hubiésemos tenido ni media chance. A menos que me hubiese parado, caminado unos 10 metros y encarado a ese morocho de ojos claros que miraba insistentemente pero jamás me dirigió la palabra. Y seguramente ni siquiera así.

La cosa es que hombres hay.

Pero no te dan bola.

Y si circular y salir es la forma que te sugieren para conocerlos, yo empiezo a tener mis dudas. No sé si eso funciona. Opto más por los asados de amigos, las salidas grupales y el clásico amigo de una amigo en encuentro social. No sé, es mi teoría últimamente...