Despertarse temprano, tan temprano que sos la única en el colectivo (o casi) y vas atravesando la ciudad en silencio, leyendo tu libro y con un rato para pensar en cómo está tu vida.
Estás empezando una historia con alguien y nada indica el desastre inminente como otras tantas veces. Arrancabas tan canchera y tan rápido se te daba vuelta la tortilla y un día abrías los ojos y sabías que ese era el día y, así como así, enterrabas otra historieta.
O te enterraban a vos.
Tenés un trabajo que te gusta, probablemente no en el lugar que te gusta pero sabés lo que querés hacer y eso no es poco. Tal vez deberías pensar en un cambio y mover en esa dirección. Hay tiempo pero hay que mover. No hay que dormirse.
Hace unos años te creías que estabas "de vuelta". Hoy te das cuenta que eso no existe, que siempre se vuelve a arrancar. La cosa es estar en el camino parece. Y andar.