BANGALORE.- Hay quienes viajan a la India en busca de espiritualidad. Otros aspiran a descubrir una cultura exótica. También están los que llegan por negocios. Y de estos últimos, la mayoría aterriza acá, en el Silicon Valley del país.
Capital del estado de Karnataka, su nombre oficial es Bengaluru, aunque resulte más conocida por la versión anglificada: Bangalore. Con una población que ronda los 7,2 millones de habitantes, está al sur de la India, a 2061 km de Nueva Delhi y 998 km de Mumbai (ex Bombay). Y es considerada la ciudad más moderna y el centro de la revolución tecnológica del país.
Empresas dedicadas a las tecnologías -como HP, Infosys, Microsoft e IBM, entre otras- tienen sus oficinas aquí y protagonizan el crecimiento que desde la década del 90 colocó a la región como el motor que lleva adelante al país, gracias a profesionales especializados y costos que atraen inversiones de todo el mundo.
Así, en Bangalare los opuestos se encuentran y se funden con naturalidad. Los grises de construcciones semidestruidas caen frente a los colores vivos de los templos que aparecen cada pocas cuadras, decorados con algunas de las deidades de la cultura hindú. Las zonas en obra se mezclan con grandes shoppings donde los carteles de publicidad encienden la metrópolis.
Visitar Bangalore es una experiencia que afecta los cinco sentidos. Y no hay quien salga ileso de ella. Porque las imágenes de la ciudad cargan algo de tristeza y la indigencia espera sentada en cualquier rincón, entre ruidos de bocinas que ensordecen día y noche, mientras que el progreso trabaja incansablemente. Porque olores a veces nauseabundos se mezclan con una nube de combustión. Porque lo que para un extranjero puede parecer peculiar, en la India es lo cotidiano: si los autos no suelen respetar a los peatones, basta con que una vaca pise el pavimento para que todo se detenga.
Es imprescindible estar atento. No porque se trate de un lugar peligroso, sino porque sus calles tienen pocos semáforos, muchos vendedores, mendigos acostados en unas veredas casi invisibles, destruidas, angostas u ocupadas por algún puesto de comida. Y siempre hay que estar alerta, al acecho de los simpáticos monos que corretean libres por la ciudad y que fácilmente podrían llevarse la cámara de fotos de algún turista.
Una visita típica puede comenzar por el Palacio de Bangalore. Hay que ingresar por un parque hasta llegar a esta edificación de 1887. El estilo de su arquitectura Tudor fue inspirado en el castillo de Windsor y sus salas están abiertas desde 2005 para los que quieran visitarlo. Al valor de la entrada (12 dólares) hay que sumarle un recargo por fotografías (30 dólares), aunque siempre existe la opción de no pagar el plus y guardar la cámara en la mochila...
Resulta bastante común que en los puntos turísticos se cobre un permiso para usar la cámara de fotos y en el caso del Palacio de Bangalore, quien todavía no haya ingresado y quiera fotografiar la fachada seguramente escuche la queja de alguno de sus guardias pidiendo que primero pague la entrada.
Otro sitio para visitar es el Templo del Toro, o Bull Temple, uno de los más antiguos y famosos de la ciudad. El colorido y los detalles de su construcción alegran el paisaje. Allí se puede admirar la estatua del sagrado toro Nandi, hecha en una solo pieza de granito y que mide 4,5 metros de altura y poco más de 6 de largo. Dicen que tocarla trae buena suerte.
En el camino se puede pasar frente a Vidhana Soudha, sede de la Legislatura, para tomar una foto de este edificio monumental. Y otro imperdible: el palacio del sultán de Tipu, construido en 1791, completamente en madera y rodeado por una gran vegetación.
Cuando termina este recorrido básico, todavía queda tiempo para pasear por el gran número de parques que le dieron fama a Bangalore como la Ciudad Jardín. Entre ellos, los dos más importantes para tomar nota: el parque Cubbon, una especie de Central Park indio, y Lal Bagh, el jardín botánico de la ciudad.
Con la primavera
Un grupo de gente corre y grita cerca de una calle hipercomercial. Sus caras sonrientes y sus ropas están teñidas de colores. Participan de la fiesta de Holi, que se celebra cada año cuando llega la primavera para ahuyentar las malas energías y colorear las positivas. El festejo comienza con la primera luna llena de marzo, cuando la gente sale a las calles a tirarse con polvos de colores, de los que no se salva casi nadie que pase cerca.
El espectáculo visual es grandioso. Uno puede quedar paralizado observando todo lo que lo rodea. Más allá de fiestas como la de Holi, el colorido que llevan las mujeres es infinito. Entre los hombres, algunos visten doti (paño blanco anudado en la cadera) y es difícil no distraerse contemplando las carretas tiradas por ox, los tuk tuk (ver recuadro) que pueblan las avenidas, todo entre la escenografía de los enormes anuncios de empresas multinacionales.
La buena noticia es que todos los avisos y las señales de tránsito están escritos en inglés y subtitulados en hindi, o viceversa. No hay problemas para guiarse y entender. La mayoría de la población habla inglés, que junto con el hindi son las lenguas oficiales del país. Se dice que en la India se manejan muchas lenguas, algunas catalogadas como regionales o minoritarias, y más de 2000 dialectos. Una verdadera Torre de Babel, aunque la Constitución del país sólo reconoce 22 idiomas, entre ellos el sánscrito.
Mayur conduce un taxi, le interesa saber desde qué países llegan los que visitan su tierra y aunque con un acento, a veces difícil, su inglés se entiende. Cuenta que Bangalore recibe un gran número de turistas de negocios. "No se ven viajeros paseando por la calle, para la mayoría es mejor conocer la ciudad arriba de un taxi o en tuk tuk y no hacerlo a pie" dice.
Maneja del lado derecho, como los conductores ingleses, una herencia más que les ha dejado tantos años de ocupación británica. Vale recordar que la India fue colonia de Gran Bretaña utilizada como base militar, hasta 1947, año de su independencia.
Hablando de tradiciones, Mayur no tarda en pasar a temas más personales y cuenta que su matrimonio no fue libre: "Esto es muy común aquí, más del 70% de los matrimonios son arreglados por los padres. Yo, a mi mujer, la conocía porque era una amiga de mi hermana, así que estuve de acuerdo con el casamiento".
Como Mayur, Bangalore nos sorprende. Esta ciudad del sur de la India, multifacética, es considerada la más rica de todo el país. Aquí convergen la tradición junto a las nuevas tecnologías en un ritmo arrollador. Bangalore es el ejemplo perfecto de la metrópolis como un juego de opuestos, de contrastes, que impactan y conmueven.
Por María Fernanda Lago
Para La Nacion
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Tuk tuk, ¿quién es?
Los tuk tuk o rickshaw -carros de tres ruedas con los colores del taxi porteño- son el medio de transporte más popular y económico para recorrer Bangalore y otras ciudades de la India. Los conductores hablan en inglés y llevan un taxímetro que, en general, no usan cuando se trata de pasajeros turistas. Por eso es importante preguntar cuánto nos cobrarán antes de subir.
Es posible organizar un city tour a medida en uno de ellos. Aunque, si el bolsillo lo permite, no por mucha diferencia también se lo puede hacer en taxi. Los lugares por visitar no están a grandes distancias y es fácil recorrerlos en una sola tarde.
Experiencia picante
Para los amantes del picante, éste es el paraíso gastronómico. Para quienes no pasan un grano de chili o pimienta al comer afuera se debe aclarar y repetir que el plato sea preparado sin condimentos o directamente afirmar: "Soy alérgico a la comida fuerte".
Por supuesto que no hay carne vacuna en el menú de los restaurantes indios. Las carnes que se ofrecen son de cordero, cerdo o pollo. En la carta se diferencia con un círculo rojo las comidas no vegetarianas y uno verde para las que están hechas sólo con verduras.
Shiva trabaja en un restaurante de comida india. Guarda su anotador de pedidos y sonríe cuando se le pregunta por la carne vacuna. "La vaca es un Dios para nosotros, ella es nuestra madre, nos alimenta desde pequeños con su leche. Nosotros le rezamos y le agradecemos porque es sagrada".
Entonces, las hamburguesas de McDonald’s, ¿de qué están hechas? "De cordero", responde Shiva. Aunque si uno va con la idea de comerse una doble carne doble queso, es probable que en las opciones sólo encuentre hamburguesas de pollo y muy picantes.
Los restaurantes, que no abundan, están reservados usualmente para extranjeros. Los locales comen en las calles, desde fruta ya pelada hasta comida con un poco más de elaboración, pero esto no resulta apto para estómagos extranjeros, a menos que viajen vacunados contra hepatitis A y quieran correr el riesgo de experimentar una indigestión india.
Datos útiles
Cómo llegar
- El pasaje Buenos Aires-Bangalore, ida y vuelta, con diversas escalas, cuesta desde 2000 dólares.
Dónde comer
- Los locales de comidas rápidas ofrecen menú por el equivalente a tres pesos argentinos. En un restaurante de comida típica, el plato ronda los diez pesos.
- Queen´s Restaurant es una buena opción, en la calle Church, donde se puede degustar platos tradicionales.
- Legend of Sikandar, en Garuda Mall, ofrece comida típica del centro y norte de la India. Se puede comer por 18 pesos el plato más elaborado.
Dónde comprar
- La rupia es la moneda de la India. La equivalencia es aproximadamente 100 rupias-6 pesos argentinos.
- Para los amantes del shopping, Bangalore cuenta con varios Malls para visitar: Cosmos, Lido, Golapan, Prestige Eva y Sigma. Pero los más recomendables para recorrer son The Forum, uno de los más grandes, y Garuda Mall.
- Para comprar vestidos, sedas, zapatos típicos o alguna artesanía de recuerdo, la mejor opción es tomarse un tuk tuk y bajarse en Commercial Street, un negocio al lado del otro para encontrar lo que busca.
Recomendaciones
- La embajada de la India en Buenos Aires pide que todo argentino se vacune contra la fiebre amarilla. Al llegar a destino piden certificado de vacunación, por lo tanto quien viaje desde la Argentina sin vacuna será puesto en cuarentena.
- Las temperaturas son de un promedio de 33°C en verano y 14°C en invierno. Es aconsejable llevar ropa liviana y en el caso de las mujeres es preferible evitar escotes y polleras cortas.
- Antes de tomar un tuk tuk o un taxi hay que ser claro y firme con el destino. Es muy común que el conductor quiera imponer adónde ir y uno termine en un negocio de sedas para turistas en lugar de llegar a la calle comercial.
- En los templos hay hombres que se acercan para guiar el paseo. Pero en un momento del paseo el guía espontáneo pide una suma de dinero (a veces irrisoria). Si alguien en la entrada de un templo se acerca es mejor preguntar cuánta plata va a pedir. En algunos casos, con una propina de $ 3 algunos quedan conformes.