Irse a dormir

Veo que unas cuantas lo bancaron a Silvio con las flores. A mi me gustan las flores, aunque me deprime cuando se empiezan a marchitar (al toque). Pero igual, y sobre todo, me cae muy bien que mi novio me sorprenda. Es realmente un chico muy considerado y muy buenito, cuando quiere.

Hace varios días que me ronda un tema para el blog, a raíz de un comportamiento que se está haciendo cotidiano: Silvio se quiere ir a dormir demasiado temprano. No pasa todos los días, pero sí seguido, y cuando pasa, la rutina sería así: Silvio llega del trabajo, se cambia y se va a correr al parque, vuelve, se baña, preparamos la cena y a las 22.45 me dice: "estoy muerto, ¿vamos a dormir?"

La primera vez no me importó mucho, cualquiera puede querer irse a dormir a esa hora. Pero a veces tengo la sensación de que se está haciendo normal. Y en realidad, eso no me molestaría si no fuera que su: "¿vamos a dormir?" coincide con mi sobremesa, algún programa de tv que quiero ver o mi voluntad de leer a la noche (ya hablamos de los temitas de Silvio y la luz en el cuarto, así que leer mientras él duerme no estaría siendo una opción). Yo le digo: "ehhh, no… andá vos". Ahí él pone como cara de desilusión: "dale, vamos a dormir, vos te levantaste re temprano hoy".

Peeero, voy a ser sincera: hay veces en que lo convenzo de ver una película juntos o algo por el estilo, y después soy yo la que se queda dormida. Eso le da argumentos al día siguiente para decirme cosas del tipo: "vos sí tenés sueño, sólo que no te querés ir a dormir temprano".

El problema es que si tenemos horarios tan diferentes para irnos a dormir y si continúa mi política de plena autonomía a la hora de irnos a dormir, la gran mayoría de las veces nos vamos a ir a dormir separados, cosa que tampoco está bueno, en absoluto.