Una de las cosas que me da bronca es levantarme a la mañana, poner la pava, lavar el mate, abrir la alacena y descubrir que no hay yerba. Me castigo preguntándome: "¿por qué no compraste ayer?"
Cuando parece que está todo perdido no hay que perder la calma y tenemos que seguir buscando. Casi siempre tenemos atrás de todo algún paquete medio viejo de una yerba de yuyos. Por algo estaba tan atrás y olvidada, no? Ok, es horrible. En eso, la revelación. Buscamos nuestra matera, la de viaje, y ahí encontramos un tapercito con la cantidad de yerba que necesitábamos.