No me he es indiferente verme en distintas revistas de diversos países, en paralelo. Uno de los motivos por los que nunca me relajo es que no todas las revistas son iguales y en todas las editoriales cambian la estética, los looks y la historia que hay que contar. Así que estar a la altura de las circunstancias es mi desafío constante.
Esto es así en mi fuero más íntimo, pero muy seguido hay personas que me preguntan qué siento cuando me miro en las revistas o comerciales. Mi respuesta es siempre la misma: soy bastante crítica conmigo misma, por lo que me miro con una objetividad muy particular y rigurosa, de una manera totalmente diferente a lo que la mayoría de la gente pueda percibir. Analizo cada detalle, mis poses, cómo se ve la ropa, si el pelo y el make up eran los adecuados... Lo hago sin sentimientos diría, muy diferente a cuando me miro en una foto familiar, por ejemplo. Al mirar las editoriales imagino las respuestas de los lectores cuando ven las fotos y durante bastante tiempo de editadas las imágenes sigo dándoles vuelta en mente.
Hace unos días hablaba por teléfono con una de mis hermanas, la que está por cumplir 16 años, y me contó que muchas veces le preguntan qué siente al ver a su hermana en las revistas. Ella, que es la niña – mujer de la casa, la más divina que conozco, me dijo que les responde así: Yo la veo a Mili como es ella siempre, súper linda. Ella, como mis otras hermanas y mis hermanos, está acostumbrada a verme en revistas, pero no pueden evitar verme con afecto, supongo que por el vínculo que nos une pese a los miles de kilómetros. Así que si las fotos salen feas, nunca me lo van a decir! No son parámetro! Pero cada vez que aparezco me llaman y acompañan.
Aprovecho el tema para mostrarles esta editorial de Vanity Fair Italia, un número que es ciento por ciento de moda y que fue una las cosas que hice en septiembre en Milán. Es un trabajo interesante e importante porque reúne todas las tendencias y cientos de recomendaciones para implementar a lo largo del año.
El gran detalle gran de esta editorial, y que me gusta mucho, es que las fotos son en blanco y negro. Una innovación total, porque esta reducida paleta es adrede para buscar transmitir muchos más sentimientos que el color y despertar la imaginación. Si bien el blanco y negro es conocido por tener un aura de melancolía, misterio y antigüedad, entre otros atributos, también suele ser, según el contexto, más elegante y señorial que una foto de color. En el caso de una editorial como la que sigue abajo se despierta una gran intriga por saber el color de esas prendas.
En mi casa tengo varias imágenes en blanco y negro. Enormes cuadros con fotografías y varias pinturas monocromáticas. Será que adoro las obras hechas sólo utilizando la simpleza de la carbonilla...
Ustedes qué suelen preferir, ¿color o el blanco y negro? ¿Por qué?
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