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Los mil verdes de Colón

Bañando las aguas del río Uruguay asoman decenas de playas de arena fina, una impensada selva, animales de todo tipo y hasta una isla cargada de historia, igual que la ciudad que fundara Urquiza hace 145 años




COLON.- Es pasado el mediodía y el sol cae a plomo sobre las tranquilas calles de esta ciudad entrerriana. Desde hace rato, sus anchas veredas aparecen despobladas y sólo muy esporádicamente se ve a algún automovilista pasar a lo lejos o algún rezagado que aprieta el paso para llegar a destino. Por estas horas, la mayor parte de los habitantes de Colón se aboca a la siesta, en un ritual que aquí parece no distinguir edades, sexos ni clases sociales.
En una playa céntrica, frente al tradicional hotel Quirinale, nos espera Charly Adamson. Mezcla de Indiana Jones y gaucho de pampas adentro, Charly tiene los ojos muy claros, la cara curtida por el sol y una sonrisa que destila optimismo. Mientras nos recibe con una cordialidad genuina, nos invita a subir al bote semirrígido con el que nos internarnos en las aguas del río Uruguay. Tras ponernos los chalecos, el bote arranca y comienza a avanzar con velocidad sobre las marrones aguas de este brazo de agua que separa nuestro país de Uruguay y que a esta altura no tiene más que unos pocos cientos de metros de ancho.
Charly nos cuenta que la historia de Colón comenzó en julio de 1857, cuando un grupo de 530 europeos, provenientes en su mayoría del cantón suizo de Valais, llegó a tierras correntinas para formar ahí colonias agrícolas. Pero ciertos desacuerdos entre el gobernador de esa provincia, Juan Pujol, y la casa contratista del Viejo Continente echaron a perder el proyecto. Enterado de la noticia -continúa-, el general Justo José de Urquiza, por entonces presidente de la Confederación Argentina, tomó el asunto en sus manos y decidió fundar una colonia de esas características en su terruño, por lo cual mandó a buscar al contingente y lo instaló en Ibicuy, para luego trasladarlo a la Caleta de Espiro. "Ahí, el 12 de abril de 1863, casi seis años después de la llegada a nuestras tierras de los europeos, por fin se fundó la ciudad de Colón."
Agrega que el lugar donde desembarcaron esos primeros pioneros, que llegaron a bordo de la goleta Rey David y otras embarcaciones, es el actual puerto de la ciudad, y que por eso el muelle principal tiene tres mástiles con las banderas argentina, suiza y francesa.

Paraíso natural

Mientras el suave oleaje golpea contra el bote y salpica a los pasajeros, la nave va pasando por decenas de playas de un impensado color ocre que contrasta con el verde, muy verde, de la vegetación de la zona.
"Por eso le dicen la ciudad de los mil verdes", acota Adamson. Enseguida empieza a describir las decenas de especies vegetales y animales que se pueden encontrar a cada paso por aquí. "Si observan con atención se van a dar cuenta de que mucha de la vegetación no pertenece a estas latitudes. Miren, esas son moreras, originarias de China; aquellas, acacias negras, típicas de América del Norte. ¡Ahí hay un biguá!, que es una especie de cormorán, no de pato, como muchos creen", explica con una erudición que sorprende y una sonrisa que habla a las claras de la pasión que siente por su trabajo. Y su comentario hace justicia con lo que los ojos advierten, ya que es imposible enumerar la cantidad de tonalidades que se ven en el monte que rodea la ciudad y la increíble fauna que guarda en su interior.
El bote sigue hacia delante y pasa por el llamado arroyo De la Leche y las piedras volcánicas que protegen su boca, primero, y la Isla de Hornos, después. Un poco más adelante, aparece, colosal, el puente internacional General Artigas que une esta ciudad con la vecina Paysandú, en el lado uruguayo, a poco más de 400 metros de distancia. "Sí, está realmente cerca ", responde cuando se le hace el comentario.
Inevitable, surge el tema de la vecina Gualeguaychú y las papeleras: "Yo siempre digo: es la estrategia de los poderosos hacer pelear a los hermanos para que ellos puedan sacar ventaja. Y ésta es una pelea absurda que nos perjudica a todos ", dice. El viaje continúa hasta llegar a la Isla Caridad. Este pequeño pedazo de tierra, de pocos kilómetros cuadrados de extensión, debe su nombre a que aquí fueron acogidos los habitantes de Paysandú cuando estaba a punto de ser bombardeada por los portugueses durante el sitio que éstos le pusieron a la por entonces Banda Oriental en el siglo XIX.
Hoy, la isla es un verdadero paraíso natural donde la profunda selva en galería está rodeada por una ancha franja de arena fina y clara, que alberga más de 800 especies árboles, plantas y arbustos, y varias decenas de especies animales de todo tipo. Mientras nos adentramos entre la profusa vegetación, Adamson va contando los sistemas reproductivos y de protección de las especies, sus características y propiedades. Al llegar a una de las playas, hace una pausa y explica: "Esta, como todas las islas de la región, está deshabitada porque la naturaleza se encarga de protegerlas de la mano del hombre. ¿Cómo? Fácil, una vez al año las islas de inundan con las crecidas, lo que hace que todo lo que se construya quede arruinado por el agua. Digamos que es un mecanismo de defensa de la biodiversidad natural".
La tarde va avanzando y se impone el regreso. Mientras la embarcación pone rumbo norte, nuevamente hacia el centro, Adamson, que en alguna época trabajó como fotógrafo cinematográfico, desgrana anécdotas y repasa algunos conceptos. Ya llegando al punto de salida, arroja un comentario que tiene visos de sentencia: "Parecería que la gente no entendiera. Tala árboles, caza pájaros, remueve la vegetación, arrasa los nidos Si la ignorancia se quedara quieta, sería fantástico. Pero cuando entra en acción, hace desastres. Por eso es importante que esto se conozca y se difunda", dice, mientras se despide con un gesto amigable.
Por Diego Cúneo
Enviado especial

Playas, termas y más

Esta ciudad se caracteriza no sólo por su increíble riqueza natural, sino porque ofrece al visitante muchos otros atractivos turísticos. Uno, quizás el menos reconocido, es el de sus playas. Con casi 10 kilómetros de costa sobre el río Uruguay, hay cerca de una decena de balnearios que poseen toda la infraestructura turística y de servicios necesaria para poder disfrutar plenamente de las templadas aguas del río. Tanto, que ni siquiera es necesario llevar elementos para la playa, ya que en los diversos paradores y negocios de la zona se pueden comprar o alquilar desde sombrillas hasta reposeras y mesas playeras, además de juegos y entretenimientos para los más chicos. Quienes prefieren el turismo saludable pueden optar por hacer una visita a las piletas de aguas termales, que se encuentran a pocas cuadras del centro de la ciudad de Colón. El complejo posee 10 piletas, tres de ellas techadas, y hay dos para niños, construidas sobre un parque en el que se puede pasar el día. Las aguas tienen temperaturas de entre 33°C y 40°C y provienen de un pozo de 1500 metros de profundidad cavado muy cerca del centro.
Además de las aguas, se ofrecen tratamientos de belleza y corporales, como fangoterapia, masajes y más. Por si esto fuese poco, a menos de 60 km se encuentra el Parque Nacional El Palmar, con su increíble variedad de palmeras, que merece un recorrido.

Datos útiles

Cómo llegar:

  • Desde Buenos Aires, por la Panamericana ramal Escobar hasta Zárate; ahí tomar el puente Zárate-Brazo Largo, que se conecta con la ruta 12 y luego la ruta nacional 14 hasta Colón. Además, hay varios servicios diarios de ómnibus desde Buenos Aires. Por Flecha Bus sale $ 50 el servicio semicama y $ 54 el servicio con cama; por Rápido San José, en semicama, el precio es de $ 48.

Dónde dormir

  • El hotel Quirinale ofrece habitaciones dobles con desayuno por $ 450 la noche. En el hotel Costarenas, en tanto, la habitación doble con desayuno cuesta $ 310 por noche. El hotel Río de los Pájaros tiene habitaciones dobles con desayuno por $ 180 la noche.

Qué hacer

  • La entrada general a las termas tiene un costo de $ 10. Los jubilados y los menores de 3 a 11 años pagan la mitad. Quedan muy cerca del centro y se puede llegar de varias formas. La empresa Ita I Cora Aventura ofrece varios paquetes de miniturismo, con propuestas atractivas y variadas. Informes, San Martín 97, Colón; (03447) 42-3360, o en la Web, www.itaicora.com .

    Informes: Oficina de Turismo, Costanera y Gouchón, Colón; (03447) 42-1233.

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por Redacción OHLALÁ!


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