Hay hoteles en la India que tienen todo lo que el viajero más exigente puede pretender: glamour, vistas sobrecogedoras, gastronomía ultrarrefinada y un lujo digno de la realeza. Pero ni sueñe con quedarse en alguno de ellos si no reservó con meses de anticipación. El Oberoi de Nueva Delhi, por ejemplo, tiene sus 279 habitaciones y suites tomadas hasta abril, con precios que arrancan desde los 345 dólares la noche (sin desayuno).
Mientras la economía en la India crece a ritmo de vértigo, la demanda por habitaciones de hoteles también se ha disparado. Todo el tiempo llegan extranjeros a cerrar contratos, participar en conferencias o simplemente descubrir las maravillas del país, al tiempo que el auge de las aerolíneas de bajo costo contribuye a incrementar los vuelos domésticos. Pero la India sólo tiene 110.000 plazas hoteleras para copar con tanto viajero. China tiene 10 veces más, y Estados Unidos 40.
Esta carencia hace que los precios de las habitaciones alcancen niveles estratosféricos, mientras algunas famosas cadenas hoteleras (Accor, Hilton, Wyndham, Pan Pacific) se apuran a invertir en el país. Es que, precisamente, todo parece indicar que la India seguirá atrayendo cada vez más visitantes. Ya sea nuevos inversores, amantes de la cultura, turistas en busca de playas idílicas o de la paz que encuentran en los cientos de ashrams y centros de meditación que ofrece este vasto y diverso territorio.