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Mar del Plata siempre levanta olas

Preparativos: en el escenario más tradicional, con los mismos precios, los marplatenses se preparan para estrenar a sala llena una nueva temporada. Miramar también se pone a punto y Monte Hermoso espera a los bañistas que están secos.




MAR DEL PLATA.- Con el regreso del Festival Internacional de Cine, la ciudad se prepara para comenzar una nueva temporada estival con una anticipación que ya parecía olvidada.
Y no es para menos, ya que la muestra que habrá de comenzar el 9 de noviembre obró como una suerte de disparador que ha lanzado a los marplatenses "a las cosas" creando una verdadera atmósfera de pretemporada anticipada cuyo aliento se percibe hasta en el último rincón del balneario.
Por otra parte, hasta aquí se correrán periodistas y escritores de casi todo el planeta para participar, a partir del miércoles próximo, del Congreso Mundial de Escritores y Periodistas de Turismo, los que durante tres jornadas fatigarán los diversos escenarios de la ciudad y sus alrededores para, a continuación, reflejarlos en testimonios que llegarán hasta los lectores de casi un centenar de países.
En definitiva, estos encuentros que acercarán a Mar del Plata visitantes poco acostumbrados a los vertiginosos ritmos de la playa Bristol o la Peatonal San Martín lograrán con su presencia que los marplatenses apuren los tiempos de la cruzada para poner "en valor" a la ciudad, tal como propuso desde el primer día de su gestión el actual jefe comunal, Blas Aurelio Aprile.
Sin embargo, y más allá de estos acontecimientos que sin duda marcarán el fin de un año que tuvo muchos más tonos grises que jornadas luminosas, los vecinos de estas playas ya iniciaron la cuenta final de otra temporada que, a fuerza de ser sinceros, no ofrece mayores perspectivas que las precedentes, pero a la que de todas maneras aguardan con las mismas ilusiones de aquellos veranos multitudinarios que hoy más que nunca se esconden entre las vivencias más remotas.

Precios de antes

Por eso es que sin respetar la ortodoxia que resguardaba el almanaque, las entidades que agrupan a los hoteleros, martilleros y comerciantes en general se han apurado a anunciar que los precios y tarifas de sus servicios y productos serán los mismos que los de la temporada anterior, continuando así con una costumbre que suma ya cinco años.
Además, el Colegio de Martilleros y Corredores Públicos informó que se realizará una categorización de las propiedades en alquiler, tal como ocurre con los hoteles, sólo que en lugar de clasificar a las mismas con estrellas se utilizarán soles.
Es decir, aquel chalet o departamento que sume determinados requisitos de confort recibirá más soles y se aspira con esta iniciativa darle la seguridad al turista que alquila desde lejos de que al llegar al balneario ocupará la vivienda que se le prometió a la hora de cerrar el contrato.
Asimismo, nuevamente se podrán abonar los alquileres con tarjeta de crédito -en 3, 6, 9 y 12 cuotas-, modalidad que, según el titular de dicho Colegio, Miguel Angel Donsini, fue aprovechado por el 30% de los locatarios durante el verano pasado, estimándose que en el presente "ese índice crecerá sensiblemente".
Y esta aspiración por mejorar la calidad de la oferta de alojamiento se traduce además en los trabajos de remozamiento que se llevan adelante en la mayoría de los hoteles lugareños y en la esperada inauguración del segundo hotel de cinco estrellas de Mar del Plata.
En efecto, tal como han informado los responsables de la obra, el Sheraton Hotel recibirá a sus primeros huéspedes, allí, muy cerca del golf de Playa Grande, en coincidencia con la apertura del Festival Internacional de Cine.
Claro que si se habla de Mar del Plata rozaría el delirio no referirse a sus playas y escenarios serranos próximos al casco urbano de La Feliz.

Playas, banquina y sierras

Pues bien, los casi 40 kilómetros de costa que ofrece la ciudad esperan a los turistas con nuevos servicios y comodidades en sus decenas de balnearios, guardando en ese menú el lugar a medida para cada uno de los visitantes.
Y en ese catálogo no faltan los nombres tradicionales de La Perla, Bristol, Las Toscas, Playa Chica, Playa Grande, Punta Mogotes, el Faro y las exclusivas arenas del Sur.
Y como parte de dicha propuesta, nadie querrá perderse el espectáculo de su típica banquina de pescadores, el centro comercial del puerto y la barriada que lo ciñe, donde aún perduran muchas de las costumbres que trajeron a principios de siglo los esforzados italianos que la eligieron para toda la vida.
Por otra parte, hablar del puerto significa también detenerse en la exquisita cocina basada en los frutos de mar, otro de los emblemas del balneario, que allí se recrea con una dedicación incomparable, aunque, nobleza obliga, la gastronomía de toda la ciudad asombra por su variedad, buen gusto y, por sobre todas las cosas, por la calidez con que los los anfitriones atienden a sus comensales.
En cuanto a los lugares de "tierra adentro", visitar la Sierra y Laguna de Los Padres, situadas a pocos kilómetros de la peatonal San Martín, permitirá al peregrino reconocer el paraje donde nació el balneario y disfrutar de escenarios que en muchos casos no han recibido la consideración que sus atractivos merecen.
Otro tanto ocurre con las canteras de Chapadmalal y el camino de las quintas, un cinturón verde que se insinúa a minutos del centro y las olas que rompen contra las piedras del cabo Corrientes.
Con el Casino Provincial como fondo, las playas del centro de Mar del Plata son las más populosas, y conseguir un espacio libre sobre la arena en plena temporada es casi una misión imposible

La noche

Pero como es costumbre en Mar del Plata, la actividad no decrece cuando cae el sol: apenas se toma un respiro para despojarse del bronceador y del salitre que se adueña de los cuerpos.
Entonces, los restaurantes, teatros y cines se convierten en la meca de los visitantes y residentes.Para ello, las carteleras de verano convierten el balneario en una auténtica "capital del espectáculo de la Argentina".
Claro que si el visitante desea continuar su periplo a la intemperie, las calles Alem, Güemes, Juan B. Justo, la diagonal Pueyrredón o la mítica Peatonal San Martín son el remedio más apropiado.En ellas, además, se concentran los bares, confiterías y pubs más singulares de estas playas.
Un párrafo aparte merecen las salas del Casino Central y sus anexos, y los bingos en cuyas mesas se refugian la cara y ceca de la siempre esquiva fortuna.
La frutilla del postre aguarda en la avenida Constitución, paraíso de las discotecas desde los 60 que, tras un inexplicable olvido, volvió a recuperar su espacio como genuina "avenida del ruido".
Oscar E. Balmaceda
El mar, el gran protagonista de Mar del Plata, reúne a las familias que buscan disfrutar de la naturaleza en las playas más alejadas del centro
Hay lugares donde se impone hincar el diente
La buena mesa: no todo es espíritu en Mar del Plata; cuando el hambre se despierta, lo mejor es saber dónde se pueden encontrar los platos más sabrosos.
MAR DEL PLATA.-Desde los tiempos en que el inefable Ramiro Bramuglia recibía a los parroquianos en la puerta de su boliche de los Ortiz con un gentil "pasen y siéntense que los perros no muerden" la buena mesa y los buenos modales han sido una constante en Mar del Plata.
Y esta tradición continúa a despecho de los casi 120 años transcurridos desde aquellas cálidas bienvenidas.Por eso, hoy, los gastronómicos marplatenes mantienen vivo ese estilo franco y campechano, sin descuidar la calidad de su cocina.
Y en este sentido, nada mejor que recomendar algunos rincones que dicta el paladar de un gourmen más que la buena memoria, perdida por culpa de los años y los avatares de una vida agitada.

Rabas y otros moluscos

En todas partes se cuecen rabas, pero en muy pocas alcanzan el sabor de las que salen de las cocinas de Koa Horacio, en Playa Grande, o en Los Nudos, sobre la antigua escollera de Gancia, hoy de Celusal.
En cambio, los pulpos lo atraparán en Los Vascos, Santa Rita o El Viejo Pop, todos en el puerto.
Asimismo, la paella reina en las mesas del restaurante de la colectividad valenciana o en el Rincón Andaluz, de Lamadrid y Gascón.

Buenos lomos y algo más...

Tal vez para algunos resulte lejana, pero vale la pena correrse hasta Santa Clara del Mar para apropiarse de algunos de los lomos que se preparan en La Posta del Angel. Allí, entre artesanías de toda América latina, Mario se hace tiempo para insinuarle cuál es el que más se ajusta a cada circunstancia.
Otro tanto ocurre en la parrilla Trenque Lauquen, ya sea en Garay y Mitre o frente a la playa de los ingleses, donde también el bife de chorizo cautivará a más de un comensal.
Y qué decir de los matambritos tiernizados de Parrilla Pehuen, en Bernardo de Irigoyen 3666: que los pida rápido antes de que se le adelante algún advendizo.
Lo mismo vale para el puchero de gallina de Ambos Mundos, en Rivadavia al 2600, los sorrentinos de Zia Teresa, San Luis y Moreno, o los de Nonna Rafaella, de Alberti y Córdoba, o alguna de las pizzas de película de Stars Hall, en el patio de comidas de Los Gallegos Shopping.

Y de postre...

Imposible no rendirse ante los encantos de un Paula Garreton, que ahora Mingo Ezeyza sirve en su nuevo local de Santiago del Estero al 1300, o hacerse el distraído frente a las tortas de mousse y el lemmon pie de La Cuadrada, en 9 de Julio casi San Luis.
Y por si esto fuera poco, siempre será lícito recurrir al postre Balcarce, en casi toda la ciudad, o una creppe dulce de Sauro, en la Peatonal y Santa Fe o en Los Gallegos Shopping.
Oscar E. Balmaceda
    Lejos del mar, para la familia
    No sólo de playa vive la familia en Mar del Plata y tampoco es necesario que el tiempo se encapriche para convencer a los menores de que existen otras alternativas además de la arena y el mar.
    Por eso, a la hora de planear una jornada distinta conviene recordar las posibilidades que ofrecen las granjas educativas La Pilarica y La Piedra, el Aquarium de Punta Mogotes, el MiniZoo El Paraíso y el parque Aquasol.
    • La Pilarica. Es una granja ecológica situada en el camino viejo a Miramar, donde se desarrolla un sistema de producción capaz de sostener a una familia.
    Se sustenta en técnicas ecológicas y las necesidades energéticas de la infraestructura del lugar se cubren a partir de paneles solares, molinos y la síntesis de biogas. La entrada es gratuita y la visita guiada cuesta 3,50 pesos.
    • La Piedra. Situada junto a las canteras de Chapadmalal, se destaca por sus construcciones rústicas y su tambo de ovejas y cabras.
    Posee una fábrica de quesos, huerta orgánica y jardín de aromáticas. Al igual que La Pilarica ha desarrollado intensamente el uso de la energía eólica y solar. Dispone de un restaurante y el acceso es gratuito. El valor de la visita guiada es de 3 pesos.
    • MiniZoo El Paraíso. Las 7,5 hectáreas del predio están en el corazón de la Sierra de los Padres. El lugar, forestado con especies de más de 30 años, se divide en sectores poblados por animales domésticos, autóctonos y exóticos.
    Tiene un servicio de guías especializados, juegos infantiles, miradores y patio de comidas.
    La entrada general cuesta 4 pesos y se realizan descuentos a jubilados y a contingentes escolares.
    • Aquasol. Es el único parque acuático de la ciudad y entre sus atracciones están los rápidos, la pileta con olas y varios toboganes acuáticos. Posee un área de juegos infantiles, confitería y restaurante.
    • Aquarium. El oceanario está situado junto al faro de Punta Mogotes y además de espectáculos con delfines y lobos marinos, presenta un show acuático y exhibiciones cinematográficas tridimensionales. El valor de la entrada es de 7 pesos.
    El Acuario está de fiesta
    Quisiera ser un pez...: delfines y lobos marinos acróbatas se llevan las palmas en el oceanario de Mar del Plata; una cita mayúscula con la naturaleza.
    Si la sorpresa invadió la ciudad de Mar del Plata por la curiosa aparición de un tiburón de la especie Somniosus microcephalus muerto, ¿cómo evitar entonces que delfines y lobos marinos vivitos y coleando hagan sentir a los visitantes del Aquarium como la alegre Sirenita de Disney o el tempestuoso Poseidón de los griegos?
    El oceanario de La Feliz, construido entre los médanos de la restinga de Punta Mogotes, guarda la magia del misterioso universo marino. Nadie se cruza todos los días por la calle con un pingüino de Magallanes que intenta una veloz carrera en el agua o con un gemelo de Flipper que baila el hula-hula, dos mínimas atracciones del complejo marplatense.
    Aunque sus diez hectáreas se extienden sobre la costa y suelen resplandecer a la luz del sol, el oceanario de la familia Tutundjián constituye -a tres años de su inauguración- un tradicional paseo para los turistas que, en el verano, buscan algo más que playa y calor. En invierno, a pesar de las bajas temperaturas que soporta nuestra costa atlántica y de los fuertes vientos que soplan en la orilla del mar, Aquarium llama a las voluntades que por esta época ni piensan en desafiar a las olas.

    Naturaleza viva

    En la laguna Pampeana, primer punto en el que uno se detiene para apreciar la vida animal -antes habrá pasado por la plaza de la Fuente-, el paisaje se colorea con las aves que Horacio Quiroga inmortalizó en Las medias de los flamencos. Aquí la bandada deja de lado la coquetería y se muestra en estado salvaje a la mirada del visitante.
    Después de transitar varios metros por senderos y puentecitos de madera en compañía de la música emitida por los altavoces, se llega al Albergue de los Pingüinos. Mientras dos o tres de ellos ensayan estilos veloces de natación en la pileta que comparten y cuarenta más descansan parados sobre la arena, celosas gaviotas intentan reivindicarse a gritos desde la playa aledaña.
    Más adelante, los pinípedos -vulgarmente conocidos como lobos y elefantes marinos- conviven tranquilos en un hábitat construido en profundidad entre paredes de roca. Los visitantes pueden alimentarlos con el pescado que vende un puesto contiguo.

    Los príncipes del mar

    Pero la atención no puede dejar de congregarse alrededor de los mamíferos marinos que ejecutan todo tipo de ejercicios.
    Entrenador y delfín: la unión perfecta. La frase suena repetidas veces en el anfiteatro donde tres simpáticos y ágiles cetáceos no dudan en responder, por lo general, a las señas y los silbatos de quienes los adiestran.
    La música y el sonido complementan las emotivas escenas. Al compás de la canción La bella y la bestia, uno de los delfines -que representa a un príncipe encantado, como el personaje de la película- regala flores a una joven elegida entre los miembros del público. Los tres bailan el hula-hula con el Cuba beat del filme La máscara.
    Si alguno se niega a realizar la acrobacia indicada, la negativa del delfín se respeta y verlo mover su cabeza de izquierda a derecha resulta gracioso para el espectador que, a esa altura, ya se encariñó con los animales.
    Otro estímulo para la visita al Aquarium es el show montado en el estadio de los lobos marinos. La platea, aliada en la causa de ese lobito-alumno que quiere seducir a su entrenadora con poemas, flores y palabras, no puede hacer otra cosa que aplaudir con calidez.
    Hay mucho más para ver en el oceanario, pero deschavar los detalles escondidos entre la arena, la roca y la matizada vegetación que componen el predio, sólo sería un despropósito. Vale más recorrer los cuatrocientos kilómetros hasta Mar del Plata y disfrutar en persona de esta galaxia de estrellas marinas.

    Todos los precios

    Por los 5 pesos que cuesta la entrada a Aquarium, los visitantes pueden tomar contacto con flamencos, peces, pingüinos y elefantes marinos en condición salvaje. Esta entrada habilita también para el acceso al espectáculo de esquí acuático.
    Si el turista cae rendido ante la seducción de los delfines y los lobos marinos acróbatas, el bolsillo deberá ablandarse para dejar invertir cinco pesos más por cada show.
    La opción es abonar una entrada general de 15 pesos, los mayores, y de 12, los menores. Por estos valores, se puede participar de ambas presentaciones: del acuario de peces y de una función de cine tridimensional.

    El pan nuestro de cada día

    Si el apetito se despierta mientras el turista recorre el oceanario, el patio de comidas instalado en el interior será el lugar para alegrar los paladares.
    Para deleite de los más chicos, la carta incluye un menú de hamburguesa, papas fritas y gaseosa por $ 5. Panchos y sandwiches cuestan 2 pesos.
    Si un grupo de paseantes desea compartir una pizza grande, los gustos tradicionales (mozzarella o jamón y morrones) se cotizan entre los 7 y los 9,50 pesos.
    Los que pretenden comer con cuchillo, tenedor y cuchara pueden elegir una milanesa por 5 pesos y un café por 1,50 peso.
    Angeles Castro
    Miramar se pone a punto
    MIRAMAR.- La ciudad está vacía; tan vacía que cuesta creer que en enero próximo, seguramente, rebosará de gente, a punto tal que, literalmente, no podrá caminarse por el centro y, a duras penas, ingresar en una casa de comidas.
    Las temporadas en Miramar tienen un comportamiento convencional: en enero vienen más turistas que en febrero, pero en ninguno de los dos meses fallan, aun en épocas difíciles para el bolsillo, como en la que vivimos. De todos modos, cuanta más gente mejor para que todo adquiera sentido y brillantez.
    Enero ha sido siempre el agosto de esta urbe que baña el Atlántico que, dicho sea de paso, es bastante fría. Entre los comerciantes se respira cierta inquietud y sus esperanzas se matizan con reflexiones como ésta: "Los precios aquí se mantendrán como en el último verano; es decir entre los de Pinamar y Mar del Plata". Quienes se dedican a los negocios inmobiliarios sostienen que los alquileres serán similares a los de la última temporada.

    Huéspedes exclusivos

    Los matrimonios con chicos y los adolescentes suelen ser los principales protagonistas del verano. Igualmente las playas, a ambos lados del arroyo Durazno. Además de tomar sol, se puede jugar al voley, practicar wind-surf, etcétera.
    Un punto de atracción es el restaurante ubicado en el balneario Charly, con excelente vista al mar. Está lleno a toda hora, especialmente a la del almuerzo, con un menú variado que incluye hasta exquisitas rabas.
    Al ponerse el sol comienza el éxodo playero y con las primeras luces de la noche confluye, en la peatonal 9 de Julio, un intenso movimiento de turistas. Esta calle es ideal para pasear, mirar vidrieras. Los chicos invaden los flippers, donde pasan varias horas desafiando a las máquinas.
    Otras variantes que ofrece Miramar son el bingo y el casino, en pleno centro, con el montón de ilusiones que despiertan.
    Más lejos, el muelle permanece todo el día habilitado para los aficionados a la pesca y hasta para quienes desean contemplar las rompientes bien cerca de la orilla.
    Al lado del muelle, por la noche, es un hervidero de jóvenes que aguardan su ingreso en los locales bailables. La policía garantiza la seguridad y trata al turista, a fuer de ser sinceros, como a los dueños del lugar.
    En dirección al Sur asoma el vivero, ideal para hacer asados y poner a prueba la habilidad y la sangre fría para vivir la aventura de conducir una mountain bike y trepar un médano o bajarlo como si se montase un caballo indómito.
    También es el punto de partida apropiado para una excursión por la costa, con destino a Mar del Sur, con arroyos en el trayecto.
    Pero Miramar no es solamente estas vivencias, el fresco sudor en el cuerpo tostado y bien torneado por el ejercicio, olor a yodo, sino también un souvenir en la feria hippie, ubicada en la plaza principal, la compra de frutas y verduras en las afueras de la ciudad, una caminata por la costa, un asado en lo de los amigos, un fogón de brasas incandescentes en la playa. Y, además, un panorama deportivo generoso, dominado por el golf, que convoca a una multitud de porteños.
    Un panorama de Miramar sería incompleto si se omitiese una referencia a la serenidad que impera en sus calles, donde la bibicleta se impone con su sencilla y romántica imagen que la distingue de otras.
    Si se trata de otros entretenimientos sobre ruedas, no se pueden olvidar los carromatos, con capacidad para cuatro personas, que aunque cuentan con la aceptación general, despiertan una suerte de estado deliberativo entre los huéspedes sobre si su presencia es peligrosa en la calle.
    Julio Aguirre Chaneton
    Monte Hermoso, para los bañistas que están secos
    Económicos: hoteles y camping, lejos de la City y en el lejano Sur, buenas tarifas y visitantes beneficiados con aguas más tibias.
    En Monte Hermoso, la hotelería cobrará entre 40 y 60 pesos la habitación doble con dos desayunos, pero hay hospedajes más modestos con tarifas que van de los 25 a los 45 pesos, la doble también con desayuno.
    En tanto, el conocido Camping Americano cobra la carpa de cuatro a 22 pesos por día; sus codiciadas cabañas para media docena de veraneantes costará 600 pesos por semana.
    En Reta los precios son aún más modestos. Se alquilan departamentos de tres ambientes por 900 pesos y casas de dos dormitorios entre 500 y 1000 pesos por enero, mientras que las carpas de las playas cuestan 150 por mes y 10 pesos por día.Las tarifas también resultan económicas en Orense (Punta Desnudez) y una buena habitación doble, con desayuno, se cotiza allí en 45 pesos. En Monte Hermoso se espera concretar la séptima maratón de pesca denominada Las 24 horas de Monte Hermoso, competencia que se estima concretar para mediados de enero. Para entonces, los principales hoteles del lugar, España Americano y Ameghino, se verán colmados. Para entonces, los pescadores menos competitivos emigrarán para la laguna Sauce Grande.
    En Monte Hermoso, la hotelería cobrará entre 40 y 60 pesos la habitación doble con dos desayunos, pero hay hospedajes más modestos con tarifas que van de los 25 a los 45 pesos, la doble también con desayuno.
    En tanto, el conocido Camping Americano cobra la carpa de cuatro a 22 pesos por día; sus codiciadas cabañas para media docena de veraneantes costará 600 pesos por semana.
    En Reta los precios son aún más modestos. Se alquilan departamentos de tres ambientes por 900 pesos y casas de dos dormitorios entre 500 y 1000 pesos por enero, mientras que las carpas de las playas cuestan 150 por mes y 10 pesos por día.Las tarifas también resultan económicas en Orense (Punta Desnudez) y una buena habitación doble, con desayuno, se cotiza allí en 45 pesos. En Monte Hermoso se espera concretar la séptima maratón de pesca denominada Las 24 horas de Monte Hermoso, competencia que se estima concretar para mediados de enero. Para entonces, los principales hoteles del lugar, España Americano y Ameghino, se verán colmados. Para entonces, los pescadores menos competitivos emigrarán para la laguna Sauce Grande.
    Fotos: César De Luca
    Información
    La información sobre la ciudad de Mar del Plata y alrededores puede obtenerse en el 384-5538.

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    por Redacción OHLALÁ!


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