Esta mañana lo paso a visitar por su oficina, recién, apenas 15 minutos para un café juntos. Al final por una cosa y por otra nos vimos poquísimo y la verdad que últimamente estoy extrañadota. Hoy me desperté con un dolor de cabeza de esos que se ubican bien atrás de las cejas, los que tenés que apretar con dos dedos para que aflojen (un gesto que se ve hice varias veces).
-¿Dolor de cabeza, mi amor?
-Un poco. ¿Ni loco tenés algo, no?
Y ahí mi chico me sorprende y vacía el cajón de su escritorio. Peor que una mina: todo desde ibuprofeno (400 y 600) hasta desodorante, cepillo de dientes (con pasta), afeitadora, chicles, pastillitas, peine, gotitas de ojos y ¡hasta crema de manos!
-¿Vos me decís a mí que mi cartera es una boutique, caradura? Sos una mina.
-Bueno, nunca sé qué puedo necesitar durante el día. Qué se yo.
-Exactamente lo que te dije el viernes cuando buscaste las llaves en mi cartera.
Le di un beso grande con ruido y me fui de buen humor. Creo que el dolor de cabeza ya se me está pasando.