No se puede. Estar enferma y tener un bebé. Eso. Que no se puede. Estoy en estado gripal absoluto (mocos, dolor de garganta, de cabeza y hasta de muelas) y sólo puedo tomar (y muy poquito) paracetamol. Me hago nebulizaciones y Benjamín me mira con cara rara. Cuando aparto la mascarilla de mi cara, ahí sí, sonríe con ganas. Debe pensar que estoy jugando.
Hoy desperté mejor, pero ayer se me partía la cabeza mal y no tenía fuerzas ni para cambiarle un pañal. Imaginen jugar con él, menos que menos.
La culpa fue mía, porque hice la gran "sola me arreglo" y ahí quedé, derrumbadísima. Sola no podía ni prepararme un té.
Fue la primera vez que me sentí mal, de cama, con un hijo. Y sonará un poco bobo, pero la situación fue distinta: ahora me dio pena por él.