Lejos de parecerme un bajón, los domingos son días en los que encuentro mucha paz y me gusta dedicarme mucho a cultivar lo que me gusta hacer y me llena el alma. Pensé en todas las pequeñas rutinas que necesito seguir para aquietar mi interioridad, tan importante de cuidar en el medio vertiginoso en que me muevo.
Me gusta despertarme a eso de las 7, aunque no trabaje. Mis horarios han cambiado mucho, hubo una época en que me era imposible despertarme tan temprano. No por eso me volví 100% diurna: admito que prefiero el silencio de la noche y quedarme hasta cualquier hora de la madrugada pintando, escuchando música, leyendo o en el teléfono por horas con alguna amiga. Es cierto que en momentos de estudio y de tanto trabajo trato de acostarme temprano y aprovechar la mañana para hacer ejercicios bien temprano y algún que otro trámite (¡los detesto!). "She is like a Rainbow", de los Rolling Stones, es ideal en ese despertar y saltar a la ducha. Adoro prepararme un omelette avec du fromage et du jambon , con un café con leche. Desayunando desde la barra de la cocina miro mis pinturas que dan al living y mientras me despabilo voy agarrando los pinceles. También leo el diario y ojeo una Vogue. Me preparo un segundo café y después de algunas horas recién me conecto con el estudio. Soy de la idea que la casa, el hogar, es lo más preciado y doy gracias por tener uno, soy una afortunada también en este sentido. Por eso, siento que todas estas cositas son mucho más cálidas si pasan en mi casa.
Tengo la linda manía de poner un pie en casa y sacarme los zapatos. Adopté esta costumbre en Tokio, y descubrí que adoro andar descalza. También lo hago en casa de mis amigos. Siento algo así como dejar afuera de casa lo que se parezca a algún "problema o preocupación", a esa suciedad que uno arrastra por la calle. Entonces, imagino que entre tanta entrada y salida, estos problemas enmudecen.
También soy de las personas que se tiran en la alfombra en vez de sentarse en el sillón, mirando al techo y con el iPhone en mano tipeo mis posts (¡ahora entienden el porqué de los errores que cometo!). Los domingos puedo estar todo el día tirada en la alfombra, me encanta esta perspectiva, y no hay jean que quiera más que con el que pinto. El señor que me vende el diario se ríe al verme.
Corro al lado del Sena, me topo con varios turistas por día y admito que me matan cuando me piden que les saque una foto. Si no habré estado en la situación de querer una buena foto, ¡y tener que hacer la famosa autofoto! Así que me apiado del pedido y de paso me entreno con la cámara.
Ayer domingo fue uno de esos domingos en los que todas estas cosas se dieron una tras otra. Me di cuenta de que me ayudan mucho a empezar la semana despejada y con ganas de todo.
Justo estoy trabajando con la obra de la foto, pensando en que la situación que vive la Argentina me entristece mucho y para la que añoro una pronta solución. En esta etapa en la que me aboqué mucho más a disfrutar a fondo de las artes, encontré una cita de Federico García Lorca que viene justo y me identifica:
"Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política".
Mis mejores deseos para nuestro país.
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