A poco más de 200 km de Madrid, escondido en las sierras del sistema Ibérico, en Zaragoza, nos encontramos con el monasterio de Piedra.
Su historia nos permite recorrer varios siglos hacia el pasado. Ese magnífico monasterio se construyó entre 1195 y 1218 aprovechando las piedras ya extraídas, cortadas y pulidas por los musulmanes para levantar una fortaleza de defensa, castillo y muralla, y años más tarde a causa de la reconquista, Alfonso II de Aragón cedió el castillo-fortaleza y las tierras circundantes a la orden del Cister.
Fueron doce monjes y el abad, trasladados desde el monasterio de Poblet, los que iniciaron esta obra con el fin de fortalecer la fe cristiana en la zona. La arquitectura es gótico-cisterciense, años de transición entre el románico y el gótico. Los monjes vivieron aquí 700 años y durante el reinado de Isabel II se expropiaron todas las tierras dedicadas a las órdenes contemplativas y fueron vendidas en subasta pública.
En sus alrededores se encuentra el Parque Natural, declarado paisaje pintoresco en 1945. El río Piedra mantiene este maravilloso parque natural. El agua horadando rocas, provocando la formación de cascadas, lagos, cavernas, no hace otra cosa que asombrarnos. Al recorrerlo encontramos gran cantidad de balcones en lugares estratégicos, o bancos, muy necesarios, que nos permiten disfrutar el ronroneo de las cascadas o el gorjeo de las aves que revolotean sobre nuestras cabezas sin cesar.
Ernesto Zingoni