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Mr. Músculo




Nada es igual después de parir. Y no hablo ahora de la felicidad de tener un hijo. Tampoco de los cambios fundamentales en tu vida; y mucho menos de la trascendencia espiritual que esto significa. No. Hablo de algo mucho más banal y de algo tan frívolo como visible. Hablo de tu físico. En rigor, hablo del mío. Es imposible que el embarazo no deje huella en el cuerpo, es hora de que lo sepan. Yo no sé cómo hacen Dolores Barreiro o Pampita. Tal vez adoptaron y nos han hecho creer otra cosa.
Todo esto para contar que empecé el gimnasio. Me anoté en uno de esos sitios horrorosos porque temí tropezar con algún jirón de mi cuerpo, algún pliego de mi piel caído al piso en algún descuido. Y eso que soy -digamos- flaca. Y eso que bajé de peso.
Llego al lugar y hago bicicleta 15 minutos. Después paso por 7 máquinas diferentes y en cada una de ellas hago 3 series de 15 repeticiones del ejercicio en cuestión. Cada vez que monto (perdón) sobre alguna de esas máquinas, tengo que volver a investigar los dibujitos explicativos. No es raro que me siente al revés, o que ponga los brazos donde van las piernas. No miento. Y no es que sea tan torpe: (aunque también), pero las máquinas del gimnasio donde voy son muy sofisticadas. Termino esta experiencia de aprendiz de patovica con 15 minutos de cinta. En general camino rápido, no corro. "En general" se refiere a las dos únicas veces que fui al gimnasio hasta hoy. La rutina me la armó uno de esos tipos inflados que andan dando vueltas por el salón. Tengo un "día de piernas", otro "día de brazos" y otro "día de aeróbicos". Así está armada mi semana, rutina que se armó después de que el hombre preguntara el primer día "a qué venís?", yo respondiera "a recuperar mi cuerpo, el que tenía antes del parto" y él acotara, muy sueltito, mientras me inspeccionaba, "uy, claro!"
Encuentro deprimente esos lugares, pero más me deprime descubrir los sectores insólitos y nuevos por donde van ganando espacio mi celulitis y mi flacidez. Para levantar el ánimo y emprender esta aventura aeróbica bien pun para arriba me compré un equipito Adidas de lo más fashion. Y, mientras hago ejercicios, me entretengo imaginando las vidas privadas de esos seres inflados.
¿Y si Benjamín se vuelve uno de ellos?

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por Redacción OHLALÁ!


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