MENDOZA.- Además de un buen escenario para caminatas, paseos, fotos y la contemplación de la naturaleza, las montañas también son apropiadas para la música.
El domingo último, por primera vez, la Reserva Natural Villavicencio, a 50 kilómetros de la ciudad de Mendoza, fue sede de uno de los conciertos del Festival Internacional de Música Clásica por los Caminos del Vino, que finaliza hoy, después de nueve jornadas y unas 60 presentaciones en bodegas, teatros y sitios históricos de la provincia.
La terraza superior del viejo hotel, que desde hace varios años está cerrado, se convirtió en un improvisado escenario, donde se instalaron micrófonos, parlantes, instrumentos y subieron cerca de 70 artistas.
La tarde de sol y calor, que esquivó al pronóstico de la llagada de un frente frío, convocó a más de 700 personas, que se ubicaron en los jardines, con viandas, mate y hasta asado, para escuchar durante un poco más de una hora la Misa criolla, de Ariel Ramírez, y otros temas, por el Coro de Niños Cantores de Mendoza, el Ensamble Vocal Mendoza, el tenor Fernando Ballesteros y el barítono Diego Martín; todo con entrada libre. Seguramente fue uno de los conciertos más populares del ciclo.
"La propuesta es para recorrer Mendoza oyendo música y tomando vino. La idea es sobre todo que la gente se traslade", así sintetiza el espíritu del festival Alejandro Sánchez Cadelago, su director artístico.