Newsletter
Newsletter
 • HISTORICO

Niña femme fatal




Incluso tan metida en el ambiente y acostumbrada a sus costumbres, son muchas las veces que me pregunto para qué edad exactamente está hecha o pensada la ropa de alta costura, la alta moda. Me refiero en líneas generales y a las grandes marcas de siempre, quizás a las más clásicas. Y lo digo porque me pasa y me pasó de verme muy joven en comparación a la mayoría de las prendas que debo vestir mientras trabajo, o con el maquillaje y los espacios en donde se muestra todo esto. Es cierto que las modelos suelen ser todas muy chicas, quizás en los desfiles de mi caro Gaultier es en donde más vi mujeres maduras trabajando, pero la regla general indica que hay que ser muy joven. Entonces, teniendo unos 20 años mostramos un look de unos 35 para arriba... Ese es más o menos el cálculo que hago. ¿Si me siento mal o rara? Siempre digo que trato de que mis sentimientos o subjetividades no intervengan al trabajar y mirarme a un espejo. Sentirme (y también verme) jovial y fresca me encanta.
Después de cada desfile, campaña o editorial, repienso mi guardarropas. Mejor dicho, mi estilo. Y reconfirmo que adoro vestirme como la edad que tengo, adaptando todo lo que percibo.
Si miro a una chica de mi edad, saliendo de la adolescencia, diría que definí el estilo de vestir y mis gustos de una forma bastante alejada a lo común. Y sí creo que mucho tiene que ver todo esto de que vivo en mi trabajo y les cuento. Sí me van a ver de zapatillas y jeans archi sueltos, pero también con los mismos jeans y unos Louboutin altísimos. Tuxedo, chupines y chatitas, pero con una camiseta de Rolling Stones. Porque si bien la imagen me da para mostrarme mayor, entendí que esos toques juveniles me llevan de nuevo a mi edad, impiden que me desubique. Estar tan rodeada de las últimas tendencias, que precisamente no son todas para chicas de veinte, me hace buscar la jovialidad como una necesidad. Siempre mezclada con mis ítems clásicos, como la cartera Chanel. Tuve la primera antes de los 18.
Repaso fotos y campañas y ahí me veo, mucho más grande de lo que dice el DNI. O mucho más chica de lo que se espera de una mujer que viste de unos treinta y pico. Pero mi look puertas adentro está en mí y no yo en ellos. No cambia mi personalidad ni mi manera de ser por lucir de diferentes maneras.

¡Compartilo!

En esta nota:

SEGUIR LEYENDO

Un adiós que no será el último

Un adiós que no será el último

Tapa de revista OHLALÁ! de abril con Gime Accardi

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.