Listo. Decidido. Mañana a la tarde nos escapamos en auto a Rosario y un tío de Pedro nos presta un campito que tiene en San Pedro así que dependiendo de la hora que lleguemos, dormimos ahí, o buscamos las llaves. Llueve o truene, allá vamos. Estoy feliz. Lo único que quiero es estar tirada en el pasto leyendo mi libro al sol (abrigada con una mantita si hace frío) o enfrente de una chimenea con una copa de vino pensando en nada si el tiempo no da.
Estoy cansadísima. Trabajar hasta tan tarde no es lo mío, jamás podría ser taxista ni nada que implique "turno noche". Directamente me quedo dormida, es como si se me rompiese algún hechizo y caigo. Como cuando laburo no puedo hacer eso de tirarme a dormir, simplemente desarrollo un mal humor tremendo. Igual que los chicos que empiezan a ponerse insoportables y sus madres lo justifican con un "pobrecito, está cansado" salvo que en mi caso nadie dice nada y me la tengo que aguantar. Claramente soy una persona que funciona mejor de día.
-Traé registro.
Que Pedro siquiera sugiera que puedo llegar a manejar su auto es casi un milagro así que asiento y ni pregunto nada. Los hombres y sus autos, tema para otro día. Mientras tanto ya estoy pensando en qué meto en el bolsito, las compras que tengo que hacer para cocinar (tengo varias recetas que quiero probar) y las botellas de vino que tenemos que llevar.
Ahora reunión general con Gran Jefe y todos los indiecitos (La Nueva incluida). Que nos sea leve.