Arthur Frommers durante la II Guerra Mundial trabajó en Inteligencia para las tropas norteamericanas en Europa. Y cuando llegó la paz, escribió un libro que se hizo famoso París por 5 dólares por día. El éxito lo llevó a otras ciudades bajo la misma proposición de viajar con muy poco dinero. Allá lejos y hace tiempo, porque hoy tomar un café son 4 euros como promedio, y no hablemos de comer y dormir.
Las cifras han cambiado, pero se mantiene en pie el concepto de reducir la inversión, porque viajar es una inversión y no un gasto, como mínimo. Es lo que hacen los gasoleros en la costa atlántica, caminando sin pausa y con un cocodrilo en el bolsillo.
La técnica se puede aplicar no sólo en Mar del Plata, sino también en Estados Unidos, pese al 3 a 1, e incluso en Europa, aunque es más difícil con el 4 a 1.
Se necesita conocimiento e ingenio para hacerlo y les voy a contar algunas prácticas. Comenzando por aprovechar la llamada baja temporada, cuando las tarifas aéreas en teoría se reducen. No es lo mismo ir a un lugar en invierno que en primavera. Por algo tantas canciones de amor están dedicadas al hemisferio norte en abril, equivalente a nuestro romántico septiembre.
Ventajas aéreas
No estoy hablando de las líneas de bajo costo, que a veces no son tan baratas o tienen los problemas de Air Madrid. Las compañías normales también ofrecen ventajas que hay que rastrear porque una cosa es elegir un fin de semana a Miami y otra hacerlo en días hábiles, cuando la demanda es algo menor. Vale la pena intentarlo averiguando en las aerolíneas y agencias de viajes, sin olvidarse de Internet. No es fácil, nada lo es hablando de plata.
Volar no es lo más dramático porque en moneda constante es más económico hoy que hace 10 años. En cambio, el costo de dormir en las grandes ciudades nos puede quitar el sueño. En Manhattan, por ejemplo, no ha hecho otra cosa que aumentar y se habla de un promedio de 200 dólares la noche. Por eso están apareciendo alternativas cercanas en la vecina Nueva Jersey, para llegar en ómnibus a los otros barrios de Nueva York como Brooklyn, o Queens usando el subterráneo.
Hay que aceptar que la Gran Manzana es más parecida a un parque temático que a una ciudad común. Y los pases son caros, como lo recuerda cualquier padre que llevó a sus hijos a Orlando. Porque lo que vale cuesta. El pedido por e-mail que recibo es el nombre de un hotelito simpático, seguro, bien ubicado, limpio y... barato en Manhattan. No lo conozco y si lo supiera escribiría un libro como Frommers. Sin embargo, hay esperanzas porque ya hay más visitantes que antes del atentado a las Torres Gemelas, en 2001. Por eso ofrecen alojamientos en otros barrios y se multiplican los familiares bed and breakfast (B&B, cama y desayuno) al estilo inglés. Lo que está en auge, igual que en Buenos Aires, son los alquileres temporales, departamentos por días o semana.
¿Con buena vista?
Aquí suele presentarse una patología psicológica porque hay turistas que no hacen otra cosa que pedir rebajas. Y luego se quejan porque el lugar que les consiguieron es chico, no tiene ventanales al Central Park, sino que mira a un hueco de aire y luz, los muebles no le gustan porque están muy usados, y ni qué hablar de los vecinos.
Una buena alternativa, que exige pensar con anticipación y además tener suerte, son los hostales para jóvenes que aceptan mayores o matrimonios. Tipo Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA), que están muy bien ubicados (cerca de la Central Station y el Lincoln Center) y se comparte un baño cada varias habitaciones. Puede obtener más datos por Internet.
El techo es lo principal, más cuando hace frío, y en otra columna pensaremos en comer, pasear y divertirse en Nueva York.
Por Horacio de Dios almadevalija@gmail.com