Es bien sabido que la estrategia comercial de las aerolíneas low cost para ofrecer tarifas económicas consiste en reducir al máximo los servicios que prestan a bordo o cobrar aparte por ellos. Pero a juzgar por los últimos anuncios, han llegado a límites impensados.
La semana última Spirit Airlines, la aerolínea low-cost estadounidense, anunció que a partir del 1° de agosto empezará a cobrar por el equipaje de mano de sus pasajeros, convirtiéndose en la primera empresa aérea que impone este tipo de impuesto al público.
El costo por colocar el bolso de mano en los compartimentos que están encima de los asientos será de 30 dólares si se paga por adelantado, y 45 en la puerta. Los miembros del fare club de la aerolínea, mientras tanto, pagarán 20 dólares. Sólo los artículos personales que caben debajo del asiento podrán viajar gratis. Los 30 dólares son una suma más alta que los 25 que hay que pagar por despachar la valija con Spirit.
Polémica en el aire
En los últimos días, Ryanair, la low cost irlandesa, que siempre sorprende con sus anuncios, cobrará 5 euros más a los pasajeros que despachen valijas en julio y agosto, pleno verano boreal.
Así, si hasta el momento los viajeros debían pagar 15 euros, en julio y agosto deberán abonar 20 euros por un máximo de dos bultos de hasta 15 kilos.
En un comunicado titulado Ryanair anima a los pasajeros a viajar ligeros de equipaje en verano, la aerolínea invita a los usuarios a que eviten las tasas por equipaje y viajen sólo con los bultos de mano, de hasta 10 kilos.
Y ahora planea cobrar a sus pasajeros... para usar el baño. El derecho a sentarse en el inodoro, que oscilará entre 1,30 y 1,55 euros (habrá una máquina de monedas en la puerta del baño), despertó reacciones encendidas entre los críticos, que calificaron la idea de inhumana.
"Nuestra política consiste en encontrar maneras de aumentar los ingresos para poder abaratar el costo del viaje", se justificó el presidente de Ryanair, Michael O´Leary.
Stephen McNamara, vocero de Ryanair, expresó que esperan lograr un cambio en los hábitos de los pasajeros para que usen el baño antes o después del vuelo. "Eso nos facilitará la eliminación de dos o tres inodoros para colocar al menos seis asientos más", agregó.
"Los pasajeros en las estaciones de trenes y ómnibus están acostumbrados a pagar por usar el baño, ¿por qué no en los aviones?", concluyó.