Impecable, con la cubierta blanca y un toldillo también inmaculado de franjas intercaladas con azules -que en la cubierta protege contra el agujero de ozono-, el Monglaufer B tiene un porte de barco distinguido.
Nadie descubriría el pasado menos deleitable de la embarcación si el patrón y capitán Pedro Bonfante no lo confesara cuando la navegación ya sumó varios kilómetros y él se permitió un respiro, apenas el otro miembro de esa mínima tripulación a dúo trepó a la torre de comando.
Un conocedor lo hubiera descubierto: "Ha sido un carguero". En aquellos tiempos la nave, menos prolija, claro, cumplió una larga vida como transporte leñero con los rollizos irregulares y livianos -como es la madera de las islas- apilados hasta la exageración. Pero también fue transbordador.
En medio de los camalotes
Ahora, todas las mañanas, a las 8, el Monglaufer B suelta amarras desde un improvisado puerto asediado por los camalotes de las últimas crecientes, a la vera del segundo puente del complejo Zárate-Brazo Largo. El lugar -que fue usado por el obrador- es el flanco izquierdo y al norte del puente, poco antes de que se interpongan las aguas del río Paraná Guazú, también es punto de partida de otra pulcra y flamante lancha de pasajeros, aunque no de línea, bautizada Chau 5. Dos almacenes a la vista funcionan como acopiadores de pescado a la venta, como postas de provisión para los pescadores que allí se embarcan y además como cuidacoches.
La partida tiene como atractivo visual la imponencia al pie de la vertical del puente y el continuo movimiento de camiones que atruenan el paisaje.
El Monglaufer B navega todas las mañanas, desde las 8 hasta las 19, con no más de veinte pescadores que reservan telefónicamente por el 746-6916 y abonan 20 pesos per cápita. Casi siempre, luego de salir a las aguas abiertas del Paraná Guazú, la embarcación se encamina hacia los ríos Bravo y el Gutiérrez, pero también los pescadores, en acuerdo de grupos, pueden elegir el paraje. Los embarcados también deben llevar su comida y disponen de una pequeña cocina para calentar infusiones.
Chau al pasado
En el mismo muelle del obrador, la luciente lancha Chau 5 cubre seis servicios diarios con un horario sugerido a partir de las 7 y el último a las 20. Se puede consultar por el 0446-95075, teléfono al que responden Gabriel Oprsal y asociados.
Ninguna de las lanchas colectivo que operan los servicios del Delta alcanza el nivel de construcción y prolijidad de la Chau 5, un transporte flamante y cuidado para 144 pasajeros, que tiene apenas un año y medio de salida de astillero.
De muelle en muelle
El precio siempre alude a viajes de ida y de vuelta, y va entre los 5 y los 17 pesos, según la distancia. Surte a numerosos muelles del Paraná Guazú, algunos tan inmediatos como el de la pensión Helge, en la costa de la bonaerense isla Talavera y a la que no se puede llegar por camino alguno, o hasta otros apeaderos de pesca entrerrianos tan modestos como Los Patos.
Los pescadores avezados suelen viajar en el último servicio del día, cuando ya se enciende la iluminación del puente, en demanda de alguno de los quince muelles que sucesivamente se recuestan sobre la costa entrerriana.
Sólo disponen del muelle y un reparo del mismo donde refugiarse ante el mal tiempo (3 pesos por persona, por derecho de muelle) y en vigilia hasta el primero o segundo servicio de lancha del día siguiente: velan la noche con sus cañas y la esperanza de las mejores capturas.
En automóvil por el Acceso Norte, ramal a Zárate, para tomar -previo pago del peaje, 4,50 pesos- el primer puente y seguir por la ruta nacional 12 hasta poco antes de que la carretera se eleve hacia el segundo puente.
El desvío no pavimentado a la derecha lleva a pasar por debajo del puente hacia la izquierda; ante la bifurcación inmediata del camino se toma a la derecha y, tras unos metros, se repite la elección, que ofrece un corto trecho a los flancos del puente hasta el embarcadero y los almacenes cuidacoches.
Allí siempre hay bebidas frescas y también unas cuantas bogas, para volver a casa sin develar el origen de los peces.
Francisco N. Juárez