Publicado por Silvio.
Mis años de soltería, y especialmente los que viví solo, fueron un oasis de libertades en mi vida. Creo que ya lo dije en algún post pasado, pero dejar la casa de mis padres (que no eran para nada "castradores" pero la casa familiar imponía cierto respeto) liberó mucho de mi intimidad. Y en un aspecto donde siempre lo expresé al extremo es el del nudismo.
Y no me refiero al nudismo entendido como ponerse en "tarlipes" (genial expresión, por cierto) en una playa del Caribe, lo cual he probado y me ha resultado espantoso (no tanto por la vergüenza de la exposición de mi propia humanidad sino por las colgantes extremidades de los visitantes al balneario, en su gran mayoría pasados en la edad justa para este tipo de prácticas).
Pero en mi casa, en mi ámbito de total privacidad, siempre disfruté la comodidad. No es que llegaba del trabajo y me sacaba todo, pero por ejemplo, si salía de bañarme, me secaba y me quedaba así.
Creo que Silvia tuvo su preview de este tema en nuestros albores cuando un día nos pusimos a cocinar después de bañarme y ella me miró, luego abajo, luego a mí, luego abajo, y dijo "¿así vas a hacer milanesas?". No recuerdo que eso haya terminado en pelea (debo haber cedido como de costumbre y haberme puesto un calzón), pero dejé el hábito de cocinar "como Dios me trajo al mundo" después de un infortunado accidente al que prefiero no referirme. Dos comentarios: 1) no se imaginan el dolor! 2) cuántas formas tan lindas de llamar al dúo dinámico!
Salvo esa ocasión o alguna otra más, Silvia siempre se tomó esta preferencia mía como eso, una preferencia. Pero cuando nos mudamos juntos, ya son más las veces que me "propone", muy dulcemente, que acompañe mi humanidad con un poco de tela. Especialmente le molesta que apoye mi retaguardia pura sobre su hermoso sillón violeta. Lo justifica diciendo que la gente que se sienta ahí con sus pantalones antes los apoyó en lugares sucios como el subte (un razonamiento similar a aquel por el cual lava una lata por afuera, sí, por afuera!!), pero yo siento que no es para protegerme a mí sino a su querido sillón.
Antes de cerrar este post tan explícito (por decirlo de alguna forma), quería abrir la discusión con ustedes: ¿les pasa algo similar en sus parejas?