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Pasión que levanta vuelo

El birdwatching atrae cada vez a más turistas al parque Nahuel Huapi




SAN CARLOS DE BARILOCHE.- El planear del cóndor andino, cuyas extensas alas alcanzan los 4 metros, y el zumbido de su pasar a miles de metros de altura se transformaron en un atractivo que despierta los sentidos de aquellos turistas que optan por insertarse en la naturaleza a través de la observación de aves.
Ochenta millones de personas recorren anualmente distintos sitios de todo el mundo para realizar una actividad sustentable y de una satisfacción inmensa como contemplar el hábitat, el volar, los movimientos o la estacionalidad de las aves. Y en Bariloche, de manera incipiente, la actividad comienza a atraer cada vez a más turistas.
El 90% de los visitantes que llega al Parque Nacional Nahuel Huapi y a la ciudad para observar aves proviene del exterior, y lo hace atraído por la diversidad de ejemplares de la Patagonia norte.
"Estamos en una transición entre la estepa y la Cordillera, con una cantidad de especies impresionante que habitan los bosques, la alta montaña, la estepa, lagos y lagunas, por lo que el atractivo es insuperable", dijo Valeria Ojeda, bióloga y guía de observadores de aves en Bariloche.
En octubre se celebró a nivel mundial el Mes de las Aves, por lo que en esta región se realizaron acciones de difusión y capacitación en la actividad de observación como cursos introductorios para turistas y residentes (a cargo del Club de Observadores de Aves de Bariloche).
Y en Villa La Angostura, con el inicio de la primavera, hubo disertaciones de especialistas en ornitología en el marco de la Temporada Provincial de Observación de Aves 2010, promovida por Neuquén con el fin de sumar este nuevo segmento al desarrollo de turismo amigable.

Para todos

En dicha provincia, la temporada de observación de aves se extiende desde septiembre hasta marzo en las zonas de los valles, volcanes y bosques andinos patagónicos. Existe una variedad de 285 especies, de las cuales el huet huet castaño y la tenca, por ejemplo, sólo se pueden observar en determinados hábitat de la provincia.
Si bien el avistamiento no cuenta con una regulación oficial hasta el momento, se están organizando excursiones y travesías para los interesados en el ecoturismo, y principalmente en la observación. Puede participar cualquier persona, aun sin contar con conocimientos específicos. Simplemente basta con el interés de insertarse en el entorno natural y no afectar el medio ambiente.
Ojeda destacó el crecimiento de actividades turísticas compatibles con el patrimonio biológico y cultural como el ecoturismo, lo que "coloca a la observación y al disfrute de la naturaleza como actividades centrales".

La vida del cóndor

La observación del cóndor andino, cuyo nombre científico es Vultur grypus, es una de los más requeridas en toda la extensión argentina de la cordillera de los Andes, y también a pocos kilómetros de Bariloche, en la transición entre la estepa y la Cordillera. La zona cuenta con enormes condoreras en las que el ave se refugia luego de prolongadas jornadas de vuelo. Allí puede ser contemplado en su actividad diaria, aunque también en el cerro Tronador se lo puede observar planeando, ya que busca corrientes de aire ascendentes para poder volar.
El aprendizaje acerca del cóndor también fue plasmado en el documental El camino del cóndor, que cruza los conocimientos del ornitólogo Lorenzo Sympson y la experiencia de un parapentista de El Bolsón, y sumerge a los espectadores en la vida y el vuelo del cóndor.
Otra de las especies buscadas es el pájaro carpintero (Campephilus magellanicus ), que anida en huecos de troncos de madera que él mismo excava y cuyo sonido es característico en la zona del Valle del Challhuaco y en el Parque Municipal Llao Llao.
Las excursiones para observar especies acuáticas, en tanto, se realizan en lagunas pequeñas como Los Juncos -hacia el este de la ciudad-, donde se encuentran ejemplares de cisnes, flamencos o pato de los torrentes, entre otras especies.
El parque Nahuel Huapi tiene entre sus habitantes al picaflor rubí, al chucao y al colorido comesebo patagónico, además de bandurrias, cachaña y rayadito. Todos atrapan a los observadores por la visión y el sonido que despliegan en los bosques.
Por Soledad Maradona
Para LA NACION

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